ENTREVISTA A DIOS

Un día íbamos en el autobús y en el asiento de al lado estaba dios. Tratándose de alguien tan conocido, no perdimos la ocasión de hacerle algunas preguntas.

ENGENDRO: ¿Tiene usted rostro o es sólo inmaterial?

DIOS: Yo estoy donde no está la materia y no estoy donde no está la materia.

ENGENDRO: ¿Ha discutido alguna vez sobre su existencia con un ateo?

DIOS: De lo que no me cabe duda es de que los plátanos existen, tanto si son excavadoras como si son frutas, pero de todas formas hay plátanos que existen y no existen, y hay plátanos que de todas formas no existen. No plantearé la pregunta de si los plátanos son realmente hortalizas, porque yo inventé la palabra hortalizas pero son los hombres quienes la pronuncian, y fueron los hombres quienes inventaron la palabra verdura y ahora se usa para denominar a los puerros.

ENGENDRO: ¿Puede usted darnos una definición no circular de la palabra ser?

DIOS: En un agujero miles de ardillas, pero en cualquier caso sólo como idea o materialización de un carpintero que ensambla turistas en una cadena de montaje y la crueldad estrambótica y convencional de todo esto se aleja de la dialéctica de los contrarios.

ENGENDRO: ¿Por qué no se puede creer en usted sin haberse bebido antes dos vasos de whisky?

DIOS: La asociación de ideas entre la imagen del ser mismo es claridad superpuesta a confusión; la imagen del ser es semejante y diferente en una sequoia que en un olivo, o no, yo lo sé.

ENGENDRO: ¿Utiliza usted la misma lógica que los seres humanos?

DIOS: Sí y no.

ENGENDRO: Ahora una pregunta directa, o mejor dos: ¿Creó usted el universo? Si lo creó, ¿se siente orgulloso de él? Si no lo creó, ¿qué coño hace usted aquí?

DIOS: Treparé a las protuberancias del apocalipsis para responder que es falso; veintisiete manzanas no hacen el hueco de una escalera, y de eso se olvidan y lo recuerdan los que crecen con la escarcha y se encierran en compartimentos estancos para abrirse a los frutos secos, flotan levemente sobre una canalización de mandriles, aislando las habitaciones y llevándolas hasta el infinito, escudriñando las patas de la mesa y convirtiéndolas en grageas, nadando en construcciones vitrocerámicas, con la nariz hundiéndose en la tierra como el Everest.

ENGENDRO: ¿Se parece realmente la vida a un saco de patatas crudas?

DIOS: El camino de los caracoles es puntiagudo como un dirigible que cruza Mesopotamia por debajo de tierra; el Tigris y el Eúfrates pueden unirse o separarse y entonces serán tres rascacielos o tres lechugas alternativamente, sin ser al mismo tiempo rascacielos ni lechuga. Pongamos a las cucarachas en los agujeros negros o reticuloides o fragmentarios y eso será otra cuestión.

Después de decir esto, dios se bajó del autobús cerca de un descampado y nos quedamos con las ganas de hacerle más preguntas. Otra vez será.

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