Carne Magra de Cerdo surcando los cielos extremeños a la altura de Benquerencia de la Serena

EL PRIMER FILETE DE TRANSPORTE DECASTAESPAÑOL

No es de extrañar que cada año se disparen los presupuestos destinados a experimentos militares; si los políticos quieren seguir rememorando así sus juegos de infancia, entonces estamos chingados, porque no se ve quién puede impedírselo. Y si son los generales los que tienen liquidez para inventar objetos, no es raro que sean ellos quienes los inventen, al menos cuando se trata de objetos que haga falta dinero para inventar. Pues por ejemplo EL ENGENDRO, que no tiene ni un duro, puede inventarse la vida de un lanzador de peso zoófilo neozelandés degollado a mordiscos por una oveja cuando trataba de introducirle un salero por el globo ocular, pero no puede (ni quiere) inventar el misil tierra-aire, y también tendría dificultades para encontrar el tratamiento definitivo contra los melanomas malignos y demás tumores, siendo las definitivas no aquellas derivadas de nuestra ignorancia en la ciencia médica, sino las que se relacionan con nuestra absoluta incapacidad para sufragar una investigación de ese calibre. Por el contrario, los individuos de las pequeñas medallas cuadradas disponen de capital sobrado para sufragar todas las necesidades de su imaginación, mas carecen de ésta y entonces no pueden inventarse la vida del mencionado lanzador de peso zoófilo neozelandés, y su larga convivencia con la muerte les ha hecho insensibles a ella, de modo que tampoco ven por qué cojones tienen ellos que investigar sobre los tumores malignos. Entonces es el misil tierra-aire la niña de sus ojos, y tampoco debería sorprendernos, pues para eso se les paga. Otra cosa es lo que significa que ellos sean los únicos que puedan inventar objetos; como no es un panfleto lo que queremos escribir aquí, dejamos al alcance del cerebro del lector la subsiguiente infamia. En cualquier caso, la abultada dotación económica de sus laboratorios, y no otra cosa, es lo que convierte a los militares en los seres humanos más facultados para cambiar el uso primitivo de la materia de acuerdo a sus intereses, como por ejemplo hicieron al inventar la guerra química, la guerra bacteriológica, la guerra nuclear y el virus del sida (nótese aquí la validez del comentario que hemos hecho antes sobre la falta de imaginación). Algunas veces, sin embargo, los militares no pueden evitar que sus creaciones acaben siendo utilizadas para mejores fines, como ha ocurrido con Internet o con las botas de color negro entre otros rebuscados ejemplos. Sin embargo, no es eso lo que ha ocurrido con el filete de transporte, aún hoy un artefacto utilizado para objetivos exclusivamente militares.

Los primeros cinco filetes de transporte de los que se tiene conocimiento fueron fabricados en las instalaciones de la McDonnell Douglas en Springfield, Idaho y entregados al ejército norteamericano en noviembre de 1963. Fue una idea de un científico alemán, Hermann von Krebs-Schutzstaffeln, exiliado en Estados Unidos después de la II Guerra Mundial; sus experimentos sobre la conductividad y eventual descomposición en las capas altas de la atmósfera de tejidos y cartílagos inertes pertenecientes a especies de consumo humano habitual le hicieron llegar a la sorprendente conclusión de que la carne es un material mucho más apto para el transporte aéreo que el tradicional acero del que están hechos los aviones. A pesar de que el coste de la construcción de una máquina de este tipo era y sigue siendo muy superior al de un avión convencional, por no hablar de sus repercusiones medioambientales y de que la permeabilidad de su interior, que filtra la presión del aire, hace muy arriesgado el uso del filete para el transporte de pasajeros, el Pentágono, en el marco de una modernización general de su flota de transporte impulsada por el famoso XXII Plan Para Salvar a Nuestros Hijos de los Sóviets, decidió la construcción de varios de ellos aunque fuera sólo a título experimental (luego se vio que de eso nada). Fue así como siendo todavía presidente John F. Kennedy se diseñaron y ensamblaron los primeros filetes de transporte, que hicieron su primera aparición en combate en la guerra de Vietnam, en la que fueron usados preferentemente para trasladar a las tropas tiosamescas que iban a exterminar extranjeros cerca del Mekong; si bien su gran autonomía de vuelo hizo ahorrar muchos dólares de entonces al alto mando de los ejércitos washingtonianos, la poco estilizada apariencia de estos nuevos ingenios aéreos los convirtió en motivo de feroz burla por parte de los activistas antibélicos y los opositores al reclutamiento obligatorio. Mas como los ejércitos siempre se han pasado por el forro de los cojones la opinión de los pacifistas, Estados Unidos ha seguido produciendo filetes de transporte hasta hoy mismo, sustituyendo posteriormente los arcaicos y rígidos filetes de vaca por los actuales filetes de cerdo de última generación, que fueron los que transportaron a millones de unidades de carne de cañón profesional al Golfo Pérsico a librar su última batalla y los que más recientemente llevaron en sus entrañas los poderosos aviones de combate destinados a arrasar Yugoslavia.

El filete de transporte de la foto, Carne Magra de Cerdo, es el primero que ha tenido el honor de formar parte de las existencias de material del ejército español. Carne Magra de Cerdo es un filete de transporte de vacuno de la clase Mongoloid Eraser salido de fábrica el 21 de octubre de 1967 con destino a la aviación norteamericana, que lo utilizó en las guerras de Vietnam, Líbano y las Malvinas, en el acoso al régimen sandinista y en las invasiones de Granada y Panamá. A mediados de los años noventa, España era el único país de la OTAN que no contaba con un filete de transporte en su flota aeroespacial, temeroso como estaba el gobierno español de que su posesión suscitara el cachondeo generalizado de las masas y minara aún más el ya maltrecho prestigio de la institución militar española, todavía formada casi en su totalidad por gentes que juraron o jurarían lealtad a un autodenominado caudillo. Mas la presión de Estados Unidos, necesitado de vender sus filetes de transporte viejos a buen precio ante la baja cotización de su materia prima, la carne, en el mercado de la chatarra aeroespacial, acabó haciéndose insoportable para el entonces ministro de defensa, Gustavo Suárez Pertierra, que el 15 de abril de 1995 aceptó comprar a Carne Magra de Cerdo (entonces aún llamado "Pride of Massacre") por 15.000 millones de pesetas de la época y lo bautizó primero con el nombre de "Andalucía de los Niños 1", aparcándolo después en un hangar del ejército del aire en las afueras de Segovia, donde permaneció hasta 1999 ya que no había dinero para mantenerlo ni gasolina para moverlo ni necesidad de utilizarlo; siendo moderados podemos decir que comprar el filete de transporte fue cuando menos una decisión discutible y cuando más una cagada absoluta perpetrada por un cretino pusilánime aunque militarista con las cuatro quintas partes del cerebro amputadas. Sin embargo, la llegada del PP al gobierno cambió un poco las cosas; aunque ellos también eran una panda de cretinos pusilánimes aunque militaristas con las nueve décimas partes del cerebro amputadas, su legendario talento para los negocios y la producción de capital especulativo propició que por fin se le encontrara una salida a "Andalucía de los Niños 1". El ministerio de defensa, inmerso en un plan para captar inversores privados que aportasen fondos al ejército, consiguió que varios fabricantes de productos de la carne porcina y sus derivados patrocinasen la rehabilitación del hasta entonces inútil artefacto aeronáutico. Ello conllevó el cambio de nombre del artilugio, que a partir de entonces tomó su denominación actual; como el negocio es el negocio, a nadie pareció importarle llamar Carne Magra de Cerdo a un filete de carne de ternera. A principios de este año, el PP consiguió el más difícil todavía: hallar un uso no publicitario para Carne Magra de Cerdo. Lejos quedaron los días en que las compañías de productos cárnicos paseaban al imponente filete de transporte de feria en feria y de verbena en verbena; ahora CARNE MAGRA DE CERDO VA A ESCRIBIR POR FIN PÁGINAS DE HISTORIA.

Léelas en LOS INMIGRANTES VOLVERÁN CON UN PAN BAJO EL BRAZO y en otras crónicas hiperrealistas que llegarán con el tiempo.

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