Los jefes de estado y de gobierno de los Quince, en busca de una posición común en la lucha contra los trabajadores corrientes

Comienza en Bruselas la cumbre europea contra Ana Pérez Sánchez

  Borja de Medina-Sidonia y Martínez Bordiú, Bruselas- El presidente del Gobierno español, José María Aznar, inauguró ayer en Bruselas junto con los otros catorce jefes de Estado y de Gobierno de la UE la primera de la serie de cumbres extraordinarias que los Quince dedicarán a combatir a un hombre o mujer de la calle. Estos encuentros al más alto nivel se han instituido con el objetivo de hacer cumplir la Declaración de Rotterdam, redactada hace seis meses por el Consejo Europeo reunido en la ciudad holandesa y ratificada desde entonces por todos los Parlamentos de los Estados miembros, en la que se exhortaba al Ejecutivo comunitario y a los de los países firmantes del tratado de Niza a “acabar con la lacra del trabajador de a pie utilizando todos los medios de coacción institucional posibles”. Como se recordará, la Declaración de Rotterdam y el Plan Europa Contra el Trabajador No Cualificado llevan la impronta inconfundible de José María Aznar ,al que como muñidor del pacto se le ha concedido el privilegio de definir la agenda y las prioridades de la presente cumbre. El presidente del Gobierno español, por lo tanto, ha impuesto su tesis de designar como centro de los debates de la reunión a una trabajadora catalana del sector de la hostelería, Ana Pérez Sánchez, que para Aznar representa “todo lo que nosotros, como europeos, creemos que se opone al objetivo de un crecimiento sostenido de la economía europea que reduzca el diferencial de crecimiento con Estados Unidos que lleva años poniendo en cuestión nuestro modelo de crecimiento”. El ministro de Economía, Rodrigo Rato, fue más explícito al declarar “Son personas como Ana Pérez Sánchez, con su permanente necesidad de alimento y cobijo, las que están frenando el necesario proceso de reformas y confundiendo los objetivos, que no son, por mucho que algunos digan, mejorar la vida de la gente perjudicando a la economía y a los ciudadanos, sino mejorar la economía y los ciudadanos perjudicando la vida de la gente. Ahí hay un matiz que no sé bien si se ha captado hasta ahora pero que sin duda los ciudadanos europeos captarán en los próximos días cuando se den cuenta de la gravedad del problema que estamos tratando aquí” Ana Pérez Sánchez, de 29 años de edad y natural de L´Hospitalet de Llobregat, es trabajadora temporal del sector de la hostelería, aunque ahora está en paro, pues el propietario del bar donde trabajaba se ha sumado a la campaña de la UE en su contra y la ha despedido. No ha sido posible obtener declaraciones suyas dado que hasta ahora no ha convocado ninguna rueda de prensa ni ha hecho lectura de ningún comunicado. La policía atribuye dicho mutismo a que “probablemente no tenga dinero para alquilar locales donde se pueda dar una rueda de prensa, ni tampoco un fax para dar a conocer un comunicado”, en palabras de Alfredo Corral, comisario jefe de la policía nacional en L´Hospitalet y experto en gente común como Ana Pérez Sánchez. El mismo mando policial afirma que este silencio es probable que se prolongue al menos una semana. “Europa la tiene acorralada, y ella sabe que no tiene nada que hacer. Normalmente no se expresan bien por culpa de la LOGSE, y menos ahora que se ponen nerviosos al ver que no tienen escapatoria”.

 

 

Teniendo muy presente la importancia de lo que ocurre en L´Hospitalet de Llobregat y que, como dice el ministro de Economía holandés, “el tiempo que nosotros perdemos en elaborar un plan de acción conjunto que sea eficaz en prevenir la trabajadoridad en el espacio europeo es tiempo que ella, Ana Pérez Sánchez, gana para reafirmarse en lo que ha sido siempre, y las víctimas de esta situación no pueden esperar más”, la presidencia del Consejo ha diseñado un apretado calendario deCuadro de texto: La mujer más odiada de Europa por ser ella quien es (foto proporcionada por el Consejo de Ministros de la Unión Europea) debates, que en algunos casos, como en anteriores cumbres, puede prolongarse incluso hasta más allá de la medianoche. “Nos hemos traído los transistores para escuchar el fútbol juntos, aunque ya saben que yo soy del Milán y eso puede provocar problemas bilaterales con mis amigos Blair y Aznar”, bromeó el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Chanzas aparte, lo cierto es que, como de costumbre, no hay un consenso prefijado sobre este tema entre los Quince, ni entre ellos y los países candidatos; más allá de aceptar que Ana Pérez Sánchez es perjudicial para Europa y debe ser enfrentada, algo en lo que todos están de acuerdo, hay importantes diferencias en torno al cómo y el cuándo de las acciones que se deben llevar a cabo. La posición más claramente definida está articulada en torno a España, Italia, Austria, Portugal y los países candidatos, que exigen la aplicación de un paquete de medidas que incluye el bloqueo de las cuentas bancarias de Ana Pérez Sánchez y la confiscación de sus depósitos (que se dedicarían a fines de interés social como la ayuda a las inmobiliarias, que actualmente pasan por un mal momento), la publicación de todas las fotografías que se le hayan tomado desde niña para evitar en lo posible que con un cambio de aspecto pueda pasar desapercibida, la instrumentación de una normativa que obligue a las emisoras de televisión y radio de la UE a dedicar un mínimo del 20% de su tiempo de emisión a hablar mal de ella, la prohibición de tener acceso a cualquier tipo de información excepto a aquella que sirva para minar su autoestima, la suspensión del derecho de sus descendientes a la educación y a la sanidad, y la reducción del salario mínimo interprofesional a la tercera parte, doblándose la duración de la jornada de trabajo, con objeto de que este nuevo régimen laboral se aplique a Ana Pérez Sánchez de forma inmediata. “Y si está en paro, que sepa que dormirá en la calle, y que nosotros sabemos dónde duerme”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores portugués en un gesto de energía contra el trabajadorismo que a buen seguro será muy apreciado por su opinión pública. La otra posición, más moderada y confusa en torno a sus objetivos, es la mantenida por el Gobierno alemán, secundado por los de los países nórdicos y, en menor medida, por Francia, Bélgica y Luxemburgo. El canciller Schröder, aunque dice estar de acuerdo en lo intolerable de una situación que compromete de forma verdaderamente criminal las perspectivas macroeconómicas en el espacio europeo, apoya una acción más gradual en el tiempo y sobre todo explicada a la opinión pública del espacio europeo de un modo menos enérgico y más didáctico. Fuentes cercanas a la cancillería federal, informa desde Berlín Yago del Castillo y Fernández-Miranda, puntualizan que los temores del canciller Schröder se basan en la posibilidad de que importantes sectores de su opinión pública puedan no entender el peligro que Ana Pérez Sánchez representa para su supervivencia; estas mismas fuentes consideran incluso probable que algunos alemanes, sobre todo los cercanos a grupos ecologistas y contraculturales, se vuelvan en contra de esta campaña y se conviertan en defensores de los intereses de Ana Pérez Sánchez y de los trabajadores contra los que se arremeta después, el próximo de los cuales, por cierto, será alemán. La mayoría de los analistas independientes afirma en cambio que la vacilante posición de Berlín se debe a la actual situación de debilidad del canciller Schröder frente a la oposición democristiana, que acaba de ganar las elecciones en Baden-Wurttemberg, Schleswig-Holstein y Sajonia-Anhalt y amenaza con dejar al gabinete sin capital político para gestionar la reforma del desempleo pactada con los Verdes con el objetivo de disciplinar de una vez por todas al trabajador alemán.

En los prolegómenos de la cumbre, fuentes próximas al equipo del secretario de Estado español para las Comunidades Europeas se han referido a la posición alemana en términos muy contundentes: “A ver si todavía la parásita esa se va a salir con la suya, ¡cojones! Ahora los tiempos no están para las blandenguerías éstas de los nórdicos, que se ve que como no les da el sol no comprenden el mundo en que viven. Aquí o se gana o se pierde, y cuando se gana, se gana con todas las consecuencias, y del adversario no debe quedar ni el recuerdo, que dijo Sánchez Mazas, ¿queda clarito? Eso lo ha entendido muy bien el presidente Bush, y por eso estamos con él. El mensaje que demos tiene que ser inequívoco: que no habrá lugar en España ni en Europa ni a ser posible en el mundo donde pueda esconderse Ana Pérez Sánchez para seguir siendo como es: depredadora de los recursos que el espacio europeo destina a crear riqueza para seguir creando riqueza. Y el final debe ser como en los toros: descabello, banderilla y suerte de matar, y la carne del toro a la carnicería. Y esa va  a ser la posición que el Gobierno elegido por la mayoría de los españoles se honrará en defender en esta cumbre”. La suficiencia con que los portavoces de Madrid expresan sus opiniones, poco frecuente en los diplomáticos salones bruselenses, es atribuida por las mismas fuentes a que actualmente “Aznar está crecido, y como él lo está, todos los españoles de bien lo estamos. ¿Pasa algo?”, y por fuentes menos apasionadas a que probablemente la posición española será aceptada casi en su totalidad, con sólo ligeros matices de estilo y forma; se aducen también razones de consumo interno, como el peso que los argumentos basados en posiciones de poder tienen en la opinión pública española, demostrado por el éxito de la apelación de Aznar al tamaño de su aparato genital de cara a la movilización de su electorado en las elecciones locales del 25-M.

Que los líderes europeos hayan ya prefijado la postura a adoptar ante el espinoso asunto de la existencia de Ana Pérez Sánchez, “que a fecha de hoy sigue consumiendo recursos sin escrúpulos, y la conciencia de ese problema nos hace olvidar nuestras diferencias puntuales”, opina un diplomático irlandés, no significa que los debates del presente encuentro vayan a quedar vacíos de contenido. Todo lo contrario: entre los periodistas acreditados se multiplican las cábalas sobre si la propuesta de Tony Blair de deteriorar el estado de su sistema respiratorio con recortes selectivos en los presupuestos de sanidad a cambio de una suavización de las restricciones al acceso a la información no denigratoria para con su persona será aceptada por España como solución de compromiso. Italia y la República Checa, con el visto bueno de Aznar, han propuesto la construcción de una gran infraestructura transeuropea junto al domicilio de Ana Pérez Sánchez, a lo que seguiría la declaración de ruina de todo el barrio en que vive y la posterior expropiación de los edificios para su venta a inmobiliarias, que derribarían los bloques para construir pisos de lujo y la dejarían en la calle. “Se trataría de una solución altamente pedagógica, que demostraría a los europeos que utilizar una vivienda para habitar en ella constituye, a menos que se posean como poco otras dos como colchón financiero, un error de asignación de recursos de naturaleza al menos tan criminal para la economía europea como el tráfico de estupefacientes”, dice el ministro de Economía austriaco, buen conocedor de estos temas. La aceptación de esta propuesta por los países nórdicos (ya ha sido aprobada por Luxemburgo como fórmula de consenso) depende de que Aznar acepte un mecanismo de asignación de individuos de la calle contra los que se instituirán las cumbres que dé más protagonismo a los países pequeños, algo a lo que éste se niega. Matices en todo caso de poca importancia comparados con lo revolucionario de una campaña en la que Europa coge por fin el toro por los cuernos y decide concienciar de una vez por todas a sus ciudadanos del inmenso daño económico causado por la existencia de personas que comen, respiran y se mueven por el espacio europeo con absoluta impunidad. “Aunque parezca mentira, nunca hasta ahora habíamos estado tan de acuerdo”, declaraba ayer por la noche un alto cargo del ministerio de Exteriores francés. Será necesario dicho acuerdo si se quiere concienciar a la opinión pública del continente para que desarrolle instintos asesinos hacia quienes comprometen la existencia misma de la economía europea por el afán egoísta de existir ellos. Unos instintos asesinos que, de momento, no están consiguiendo instilar del todo, pues sólo el 67% de los ciudadanos europeos odia a Ana Pérez Sánchez en este momento (el 80% en España), según el Eurobarómetro, cifra muy inferior al 99% que los dirigentes de la UE creen adecuado. “Pero se conseguirá, que nadie dude de que se conseguirá”, afirma Aznar dando un puñetazo en la mesa y sintetizando eficazmente las esperanzas del resto de líderes del Consejo Europeo y de la casi totalidad de ciudadanos del continente, indignados y alarmados por lo insostenible de la situación.

 

 

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