LOS INMIGRANTES VOLVERÁN CON UN PAN BAJO EL BRAZO

Conjugar eficacia y solidaridad en la acción política ha sido el gran quebradero de cabeza de los gobiernos occidentales en los últimos años. ¿Cómo enseñar a pescar al hambriento quitándole la caña? ¿Cómo ser generoso siendo egoísta? Ni Jesucristo ni Kennedy ni Che Guevara ni Pinochet respondieron a esta pregunta, y así les fue. Pero esta disyuntiva que durante siglos ha sumido en tinieblas la mente de políticos, empresarios y demás gestores de la cosa pública esta a punto de ser superada. Cuatro mil años de historia han transcurrido desde que la duda se planteó por primera vez; la solución se ha hecho esperar, pero por fin ha llegado, y viene nada menos que de Castilla y León. Una vez más se ha demostrado que la coordinación entre los distintos departamentos del gobierno Aznar funciona, vaya si funciona; esta misma semana el ejecutivo del PP ha dejado atónito al mundo entero al presentar el Primer Plan Intermodal de Eliminación de Restos Orgánicos Afectados por la Encefalopatía Espongiforme Mediante la Solidaridad Internacional, también conocido como Plan Mayor Oreja por la crucial implicación de dicho ministro o ex ministro en su gestación y desarrollo. Ministerios tan importantes como el de Interior, el de Agricultura, el de Trabajo y Seguridad Social y el de Medio Ambiente trabajan juntos en este revolucionario programa asistencial que se basa en la idea de convertir a los extranjeros obligados a abandonar España por carecer de permiso de residencia y/o trabajo en embajadores de nuestra solidaridad con el tercer mundo. Y para ello nada mejor que enviarlos a casa cargados de kilos y kilos de carne de la que nosotros no nos comemos por ocultar los priones causantes de la EEB entre sus cartílagos. Aplicando con imaginación la doctrina Arias Cañete (basada en el principio de que el ganadero ha de optimizar sus beneficios exportando los productos que por cualesquiera motivos no puede comercializar en el mercado interior), y añadiéndole el principio, también formulado por el mismo ministro, de que la política agraria y de consumo debe estar en consonancia con el nivel de civilización del país donde se aplica (así, España no tiene por qué controlar los productos transgénicos tan rigurosamente como por ejemplo Alemania), el gobierno de Aznar ha saltado por encima del complejo problema de la eliminación de los cuerpos de las reses afectadas por la EEB, que tan mal se lo ha hecho pasar al líder natural de los gallegos, inmigrantes o no. Ahora los cadáveres de este ganado descansarán donde más útiles pueden ser: en el estómago de un africano o
latinoamericano hambriento. Como dice Javier Fernández Miranda, coordinador del Plan Mayor Oreja, "las amenazas para la vida humana tienen una importancia relativa según el país en que se manifiesten. Es evidente que aquí en Occidente la encefalopatía espongiforme bovina representa un problema a tomar en serio para la sociedad, pero estamos hablando de una enfermedad que mata a unas cincuenta personas cada año, y en África el sida, la malaria o la misma hambruna causan muchas más muertes". De una manera algo más descarnada pero también poniendo el dedo en la llaga habló el ministro Arias Cañete: "La vida de un magrebí o de un sudamericano no vale lo mismo que la de un europeo. Esa gente sabe que va a morir joven, y mejor morir de esto que morir de otra cosa.Si usted coge a un africano y le pregunta si prefiere morir de un navajazo o morir de lo de las vacas locas, ya sabe usted qué le va a responder". Javier Fernández-Miranda abunda en esta idea lanzando un claro mensaje a los partidos y organizaciones sociales que no colaboren con el Plan Mayor Oreja: "Mientras algunos pierden su tiempo hablando, el gobierno trabaja. A las ONG tenemos que decirles que la sociedad no entendería un eventual rechazo a este ejemplo práctico de solidaridad. El electorado quiere hechos, no palabras, y nosotros le estamos dando hechos; estamos llevando carne a gente pobre que antes no la tenía. Espero que el sector de las organizaciones no lucrativas entienda que el contribuyente quiere que el dinero que el estado gasta en solidaridad se destine a realizaciones tangibles y no a fomentar un discurso hueco que escudándose en unos pretendidos valores éticos ponga palos en las ruedas de quienes de verdad estamos sacando adelante un proyecto".


Las palabras de Fernández-Miranda son ciertas: el proyecto está saliendo adelante. En la provincia de Lugo, elegida para desarrollar el plan a pequeña escala por ser una de las más afectadas por la EEB, ya no se ve un solo inmigrante ilegal por las calles: todos se han acogido a la oferta de repatriación forzosa del gobierno y por una vez todos están felices de ello. "Yo no podía comer carne aquí en España y ahora me llevo a mi país una vaca entera", nos dijo uno de ellos junto antes de embarcar hacia Guinea-Bissau en el aeropuerto de Barajas. El alivio entre los lucenses es similar, pues se han librado a un tiempo de las vacas y de los extranjeros. "Yo creo que es la única manera de que allí en África coman carne", dice Alfonso Texeiro, jubilado. Rodolfo Arias, agricultor y ganadero de la localidad de Guitiriz, afirma con buen criterio que con el Plan Mayor Oreja "este gobierno ha conseguido lo que los empresarios agrícolas creíamos imposible: poner en marcha un negocio de rendimiento cero sin que la plusvalía de los productores se vea afectada". Algunos consideran incluso que la medida ha repercutido limpieza de las calles y plazas de Lugo: "Desde que se puso en marcha el plan ese no se ve nada por el suelo, ni un papel, ni una colilla…nada, ni tampoco hay ruido en la calle, parece como si no hubiera bares, no sé, como si la gente ya no bebiera. Yo no sé cómo lo han hecho, pero la verdad es que hacía muchos años que yo no veía algo así", dice María Jesús Cuenca, abogada y concejala. Todos los interrogados coinciden en afirmar que la sociedad española llevaba los últimos 19 años pidiendo un plan como éste y que hasta ahora no se le había hecho caso. El resto del país contiene la respiración esperando que por fin esta demanda sea satisfecha, lo cual ocurrirá con toda seguridad a lo largo de los próximos meses. Se prevé que para noviembre de 2001 el primer Plan Mayor oreja esté ya más que realizado, y con ello resueltos dos de los problemas que más han preocupado a la opinión pública en los últimos meses:: la inmigración y las vacas locas. Será entonces el momento del II Plan Mayor Oreja, que tiene como objetivo resolver conjuntamente los problemas del terrorismo y de la reforma universitaria y que ya anda cociéndose en algún despacho oficial. Pero eso será otra historia. En todo caso, más capítulos de la apasionante acción de gobierno de los actuales dirigentes de España están por llegar a estas páginas; nuestro consejo es que no dejéis de quemaros los ojos con ellas.

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