¿Qué clase de fementido plutócrata es Roy Estrada? ¿Por qué no sabemos si existe o no?

 

EDUC, UN MISTERIO TAL  QUE TODAVÍA NO HA SALIDO NINGUNA TEORÍA CONSPIRATIVA QUE LO EXPLIQUE

   

Tres de la madrugada del 27 de junio de 1966, hora local de Amarillo, Texas; a treinta y nueve millas al noroeste de la ciudad, en el poblado otrora llamado Dixie Flaggs, que en 1867 llegó a contar 2.439 habitantes, el único ser humano que queda en dieciséis kilómetros a la redonda, Owen Wheeler, granjero de 69 años, limpia su rastrillo de paja en una de sus noches de insomnio; puede uno imaginarse sus posibilidades de ocio siendo dicho rastrillo, un arado y una yunta de bueyes su única posesión toda vez que los tractores John Deere son demasiado onerosos para quien como él sólo posee una montaña de heno y un geranio de plástico alternativamente utilizado como regadera y como espantapájaros. El único medio de transporte colectivo que jamás ha llegado a detenerse en el paraje habitado por Owen Wheeler, una diligencia, dejó de prestar tal servicio en 1915, cuando los convecinos de Wheeler dejaron deshabitado el lugar a causa de una plaga de filoxera; se cree que dicha plaga era perfectamente erradicable con los insecticidas disponibles en aquel tiempo, pero los habitantes de Dixie Flaggs, disidentes de un grupo desgajado de una secta metodista por no creer en la existencia de las bacterias ni del clima (para ellos, no existía ni podía existir un patrón fijo en los fenómenos meteorológicos típicos de un lugar concreto, acaeciendo éstos en cada momento a capricho divino), creyeron que estaban ante una incontestable orden del creador para que hicieran las maletas, y, siendo como eran americanos con iniciativa, no perdieron ni un minuto. Sólo se quedó atrás Owen Wheeler, quien se hallaba en aquel momento recontando las terminaciones pilosas de su naso. La pasión por las actividades inútiles había hecho más llevadera la solitaria y monótona existencia de Owen Wheeler en aquel páramo tejano; así había conseguido subsistir hasta aquel 27 de junio de 1966, en que dos camionetas Ford con equipos de radioaficionado conectados al techo penetraron dos millas en su propiedad, seguidas de un automóvil Plymouth ocupado por cuatro hombres con trajes baratos pero impolutos.

O al menos éste es el relato que encontró Richard Wheeler, sobrino del antedicho ermitaño, autografiado por una mano desconocida en un folio arrugado que Owen Wheeler, cadáver y clavado ante su chamizo a guisa de espantapájaros, aferraba en el puño aquel 8 de octubre de 1973 en que Richard se adentró en las polvorientas planicies tejanas para visitar a su tío y comprobar que no hubiera olvidado la lengua inglesa de sus ancestros. Andando el tiempo, sorprende que esta versión fuera tomada a pies juntillas por tantos y tantos que no repararon en que el anciano Owen Wheeler no había visto nunca un equipo de radioaficionado ni un automóvil distinto del Chevrolet de su sobrino, siendo por tanto ésta la única marca de vehículo que conocía. ¿Cómo podía entonces el viejo eremita sureño conocer de primera mano tales hechos y con tal detalle, si ni siquiera era capaz de distinguir un traje barato de uno caro? ¿Había narrado su sobrino Richard toda la verdad? ¿Qué pintaba allí el pedazo de papel arrugado, si Owen Wheeler, caso de tener que comunicarse, lo hacía mediante dibujos en pergamino, pues no sabía escribir?

Esta es una más, y ni mucho menos la más absurda, de las historias que de uno u otro modo se relacionan con Roy Estrada, el llamado Órbice de EDUC, aunque para El Engendro no está nada claro el nexo que todo aquello pueda tener con la figura de este vidrioso líder estudiantil (aunque en teoría ya muy crecido para tales menesteres) y multimillonario siempre presente en el devenir de los movimientos ciudadanos de derecha radical en Europa pese a que se supone que sus raíces están en el norteamericano estado de Texas. La cuestión es que se rumorea que Roy Estrada estaba ausente de su domicilio habitual, desconocido en cualquier caso, tanto el 27 de junio de 1966 como el 8 de octubre de 1973, y que fuentes anónimas que dicen conocer a un primo de una limpiadora del perímetro exterior de la sede de la Roy Estrada Trading & Investments Corp., (por algunos llamada Arizona Brushes, Home Equipment and Satellite Technology Corp,,, con sede en Tucson, Arizona, y por otros llamada Coca-Cola Company, con sede en Atlanta, Georgia, ya que muchos mantienen que, aunque ello no se refleje en los balances, la Arizona Brushes, una pequeña compañía fabricante de escobas, estropajos y satélites de comunicaciones para uso militar, controla el 99,6% del capital cocacolesco) insinúan que Roy Estrada gustaba de pasearse por el desierto tejano a bordo de un automóvil Plymouth escoltado por dos camionetas Ford con equipos de radioaficionado conectados al techo, con el propósito de proyectar un halo de misterio sobre su persona favoreciendo que la población especulase acerca de su relación con los equipos del FBI que, al decir de ciertos frikis, buscan extraterrestres por dicho desierto. Mas ni siquiera en este caso coinciden todas las versiones, ya que algunos arguyen que el vehículo que transportaba a Roy Estrada era de la marca Mercedes Benz, y otros sostienen que han oído que los altavoces adosados al techo de las camionetas emitían retransmisiones de carreras de galgos. A la ceremonia de la confusión se apuntan asimismo otros (que, como los anteriores, se niegan a dar su nombre) asegurando que Owen Wheeler (según otras fuentes, Richard Wheeler) era un seudónimo usado por Roy Estrada en sus años universitarios; también hay quien se ha hecho eco del rumor de que un tal Owen Wheeler, que se parecía a Roy Estrada excepto en que llevaba siempre un morro de oso hormiguero adosado al boquino, era buscado por la policía de Arkansas en marzo de 1971 acusado de asaltar una licorería en Jonesboro, aunque se apunta también que Owen Wheeler pudiera tener un medio hermano, Duane, nacido en Omaha, Nebraska, en 1921.

Ciertamente, todo esto no arroja la más mínima luz sobre quién o quiénes pueden ser Roy Estrada, por lo menos este  Roy Estrada, porque el esquivo multimillonario tejano ha adoptado el nombre de un ser de carne y hueso en las antípodas de su figura y su visión del mundo; Roy Estrada fue el primer y más carismático bajista de la banda encabezada por Frank Zappa, The Mothers of Invention, cuya ejecutoria musical ha sido citada hasta la náusea por El Engendro, ya que no por otras revistillas. Tan proclive a aparcar momentáneamente su bajo para interpretar en falsete arduas, académicas y disonantes composiciones contemporáneas como a perorar en jerga chicana acerca de salir a ligar por las noches en plan rastropajero, Roy Estrada mostró siempre una llaneza, extroversión y radicalidad antitéticas a la soberbia, aislamiento y ultraconservadurismo descaradamente capitalista propios de su tocayo o usurpador de nombre. Sin embargo, en la portada del disco de los Mothers of Invention “We´re Only In It For The Money” aparece el primer Roy Estrada con expresión marcial en el rostro, aunque ataviado con un vestido marujil de saldo caracterizado por un generoso escote; sus compañeros de grupo exhiben todos el mismo gesto y parecido atuendo. El Roy Estrada multimillonario, sea quien sea, ha tomado esa imagen de individuo dominante y malencarado, separándola del contexto, convirtiéndola en marca de fábrica y opacándola de tal modo que sólo nos quedan algunos turbios indicios para dilucidar qué esconde todo esto. Nada bueno, seguro.

Se cree que el auténtico Roy Estrada demandó en 1982 o 1983 a la persona o personas que utilizaran su nombre con fines aviesos, pero no se ha podido declarar tal acontecimiento como seguro, ya que algunos creen haber oído que la demanda fue retirada, otros que la traspapeló el entonces fiscal de Santa Bárbara, California, Edwin H. Dyer Jr, (nombre que según algunas fuentes fue utilizado como seudónimo por Roy Estrada en 1978, 1980 o principios de 1988) e incluso existe un tercer grupo, el más numeroso de todos ellos, que mantienen que por motivos desconocidos jamás se presentó demanda alguna; dentro de este tercer grupo, algunos sostienen que habitualmente se confunde esta supuesta demanda con otra que interpuso la Paquera de Jerez en los tribunales de Tokio hacia 1982 (otros la fechan en 1981) para poner coto a la proliferación de imitadores nipones de su persona y de su arte. No pocos consideran plausible la hipótesis de que el verdadero Roy Estrada nunca supiera de las malas artes utilizadas por alguno o algunos para explotar su nombre, o, más aún, de que se dieran poderosos factores que le impidieran enfrentarse judicialmente a esta deshonesta práctica.

No existe evidencia concluyente acerca de cuándo comenzó a circular el nombre de Roy Estrada referido a un oligarca tejano (el Roy Estrada original era californiano); datar con exactitud el origen de la asociación EDUC es asimismo un empeño inútil de los que producen melancolía. Los incautos investigadores que han metido la cabeza en estos enigmas se han encontrado con un maremágnum de referencias cruzadas y circulares que no les han permitido avanzar un milímetro; a algunos, en concreto a veintisiete de ellos, se les ha reventado la rueda del coche y han salido proyectados contra el quitamiedos de una autopista. Por lo que han podido averiguar dichos estudiosos mientras estaban vivos,  existen fuentes que aseguran que en fecha tan temprana como 1975 ya se veían pasquines de un grupo político estudiantil llamado SCHE (Students for a Capitalist Higher Education) en la Universidad de Denver, aunque ninguno puede confirmarlo directamente ya que todos ellos citan a individuos que otrora se encontraban entre sus amistades y conocimientos pero a los que ya se les ha perdido la pista. El primo de un tal Evan Nemecek, de los alrededores de Chicago, afirma que ahora no recuerda nada, pero que hace años rememoraba perfectamente haber estado presente en una reunión de SCHE y que Roy Estrada apareció multiplicado por tres y con un aura que le rodeaba la coronilla, aura que vista de cerca parecía como de goma elástica, proclamando que cuando él decía que le iba a quitar el luto de las uñas a los allí presentes es que se lo iba a quitar, y que los tres Roy Estrada, armados con unas horquillas, limpiaron las uñas de los estudiantes allí reunidos, unos quince, en un santiamén. No obstante, el propio primo de Evan Nemecek insiste en que ahora no recuerda lo más mínimo, y apostilla que dentro de poco conseguirá recordar que no estuvo allí.

Las exhibiciones de riqueza y poder de Roy Estrada han sido también mencionadas por alguno de los que dicen haberle conocido; según alguien que una vez oyó una conversación en que se citaba a dos testigos presenciales, Roy Estrada se presentó el 22 de noviembre de 1979 en el campus de la universidad británica de Durham mientras la unión de estudiantes de dicho centro debatía una propuesta de apoyo a la campaña por el desarme nuclear unilateral que en aquel momento se llevaba a cabo en el Reino Unido. El Órbice de EDUC, llamada BSCPU en Gran Bretaña (según algunos testimonios; otros creen recordar que sus siglas eran X, y otros han dejado entrever que la organización de Roy Estrada se presentó en Inglaterra bajo el acrónimo de BUPC y que no era una organización de estudiantes, sino una asociación de catadores aficionados de patata  temprana, tapadera perfecta para dedicarse a lucrativas actividades asociadas al desarrollo de una tecnología de espionaje por infrarrojos basada en una clasificación metódica de los diferentes tipos de sarro y piorrea encontrados en el ser humano; esta actividad era a su vez una tapadera de vaya usted a saber qué, o no, o quizá sí, depende de a quién se pregunte) quiso hacer notar todo el potencial de su organización apareciendo en la universidad de Durham a lomos de un elefante africano y escoltado por 16.000 tragafuegos bengalíes, además de todos los agentes policiales en nómina en Durham, que arrastraban una réplica en arcilla a tamaño natural de la torre de telecomunicaciones de Moscú, y el material de oficina de unas cuantas sucursales bancarias de la localidad, que era llevado en peso por algunos funcionarios municipales no se sabe muy bien con qué objeto. Habiendo dejado meridianamente claro cuáles eran sus poderes, Roy Estrada amenazó con seguir avanzando hacia la facultad con el elefante, los escupidores de fuego y la torre de comunicaciones moscovita si se aprobaba la resolución del consejo estudiantil adhiriéndose a la campaña de desarme nuclear, dejando claro que no se hacía responsable de las consecuencias que pudieran derivarse para la integridad de la estructura de los edificios. Ni que decir tiene que el contundente pronunciamiento de Roy Estrada surtió efecto inmediatamente, y la unión de estudiantes dejó para mejor ocasión su apoyo a la campaña por el desarme nuclear. Esta fue la primera acción conocida de Roy Estrada a este lado del Atlántico, aunque nadie en Durham sabe nada de ella; no la citan los periódicos estudiantiles de la época, y el entonces rector, M.C. Briggs, declaró en 1985 que la recordaba perfectamente porque él mismo fue uno de los tragafuegos bengalíes, pero en 1989, según fuentes que citan una edición especial del boletín “The New Meat Merchant”, desaparecido en todo caso en 1983, se desdijo, extrañándose incluso de que su interlocutor le inquiriese acerca de tal asunto y apelando ofendido al compromiso moral que él había contraído con la universidad a la que debía su buen nombre como gestor académico y autoridad de ámbito mundial en peluquería canina. Sin embargo, cuando en 1992 funcionarios de Scotland Yard acudieron al barrio londinense de Tower Hamlets a levantar el cadáver de un hombre joven, víctima de una pelea a navajazos por asuntos de pandillas, tomaron nota de que dicho cadáver pertenecía al profesor Briggs. Fuentes oficiosas de la investigación sostienen que el cuerpo sin vida de Briggs se había encontrado en el interior de un coche Renault 5; otros creen recordar que el vehículo era un Mercedes 500. En todo caso, el profesor Briggs no figura como fallecido en ningún registro; ítem más, la universidad le sigue pagando el sueldo, y su nombre se incluye en los listados de profesores y asignaturas que reciben a principios de curso los estudiantes de Peluquería Canina de Durham. Muchos de ellos afirman que el profesor Briggs acude con regularidad a impartir sus lecciones, aunque ello no le consta a esta revista, toda vez que las llamadas a su despacho (desde cabinas, por supuesto) han resultado infructuosas. Su supuesto domicilio en Gateshead resulta ser una casa deshabitada con un campo de berzas en el techo y un llamado “patatal vertical experimental” en la fachada; después de advertirnos que no miráramos al patatal vertical experimental pues reflejaba la luz del sol de tal forma que nos podíamos quedar ciegos, un transeúnte de sospechoso parecido con Eric Idle, de los Monty Python, nos contó que la casa estaba habitada por el profesor y su esposa, pero que éstos eran unos grandes aficionados a la agricultura ecológica y que por eso el jardín estaba lleno de maleza. Nos fuimos de allí extrañados y pensando que todo aquello olía muy mal, sobre todo porque había una acería no ecológica en las inmediaciones que nos estaba llenando de C02 las laringes. De todos modos, nunca hay que dejar de tener presente que no tenemos constancia de que alguien tenga constancia directa de estos hechos, siendo por tanto suposiciones de suposiciones.

A pesar de la extraordinaria opacidad de la organización royestradil, El Engendro ha logrado dibujar un esbozo de su trayectoria como asociación estudiantil desde que a finales de los setenta hiciese su entrada en el continente europeo, triunfal según algunas fuentes, por la puerta de atrás según otras e inexistente según unas terceras. Rumores no confirmados insinúan que EDUC estuvo presente, con distintos nombres e identidades, en las huelgas mineras de Gales de 1984 (en que Roy Estrada, según afirmaba su propaganda de entonces, consiguió recoger él solito en tres días la misma cantidad de carbón que 223 mineros experimentados en todo un año; la hazaña, acaecida en la mina galesa de Llanwydd, no tiene por supuesto confirmación documental), en las manifestaciones antiamericanas en Berlín con motivo de las sucesivas visitas del presidente Reagan (en 1982, por ejemplo, Roy Estrada descendió en helicóptero sobre el punto álgido de los enfrentamientos entre policía y opositores, y,  dirigiéndose a éstos, dijo “Nosotros, los que tenemos un helicóptero, estamos siempre con la policía, y vosotros nunca tendréis un helicóptero, fracasados” y volvió a subir al helicóptero, que se alejó de allí con gran estruendo), reventando todo tipo de actos sindicales y antimilitaristas en Francia y España, liderando concentraciones xenófobas en barrios de Bélgica, Suiza, Francia y el Reino Unido… Algunos analistas comentan en privado que hay quien les ha dicho que Roy Estrada, y no otro, es el cerebro detrás de la explosión del dadaísmo maternal xenófobo que arrasa en Europa; quizá es esa óptica la que hay que tener presente a la hora de plantearse si es verdad que, como dicen algunos, Roy Estrada se presentó a bordo de un transbordador espacial en un mitin de Le Pen celebrado poco antes de las elecciones europeas de 1984, en las que el carcamal francés consiguió por primera vez millones de votos, dirigiéndose entonces al público con estas palabras: “Francia no tiene ningún transbordador espacial. Yo tengo mi propio transbordador espacial. Es mío. Mío sólo. Y cuando digo que es mío, quiero decir que es de Roy Estrada, el Órbice de EDUC, y que consecuentemente Roy Estrada puede tener su propio transbordador espacial, y ser el Órbice de EDUC. Ése soy yo. Yo  puedo. Ahora os diré por qué”.  Similares habladurías se escucharon acerca de las primeras actuaciones de Pim Fortuyn, el histriónico líder nazi holandés, sólo que en esta ocasión Roy Estrada se habría presentado en Rotterdam a bordo de la mismísima estación Mir, y una vez en tierra consumiría sus intervenciones mitineras alardeando acerca de sus proezas carnales con mujeres y hombres de todas las razas; como fácilmente puede advertirse, existen rumores de que el programa de implantación del dadaísmo maternal xenófobo en Holanda asimilaba la tradición de tolerancia y respeto a la diversidad inherente a la cultura contemporánea de aquel pais; se habla de la existencia de grabaciones de charlas de café en las que algunos de los más respetados columnistas neerlandeses, al parecer dando por bueno el rumor de que existe un Roy Estrada, se explayan acerca de cómo éste se ha aprovechado del acervo simbólico de la sociedad holandesa para vender unos postulados que necesariamente dinamitan dicho acervo simbólico. Prueba fehaciente de ello sería la pretendida existencia de miles de carteles publicitarios con la frase “Si Roy Estrada soporta el fumar marihuana, entonces es que la marihuana es buena”,       

  

 

fijados en territorio belga y alemán a menos de cinco kilómetros de las respectivas fronteras con Holanda. Es significativo que no se tenga noticia de la colocación de ninguno de estos carteles en la propia Holanda; tal vez el ejército de antropólogos, sociólogos y publicistas que asesora a Roy Estrada, que fuentes no identificadas cifran en 2.400.000 personas coincidiendo con su entrada en la política sueca en 1991 y en 2.900.000 personas en el momento de su toma de posición en Portugal en 1997 (otras voces, que han pedido ser distorsionadas antes de que oigamos lo que dicen, afirman creer haber oído que Roy Estrada tenía en nómina a 10.850.000 personas cuando EDUC hizo su aparición en las universidades españolas allá por últimos del 2001; en todo caso, no deja de ser curioso que siempre se trate de una proporción de más o menos un tercio del censo electoral del país en cuestión) haya reparado en el hecho de que las drogas blandas no son ni mucho menos tan populares en Holanda como en los países vecinos. Del mismo modo, la frase “Roy Estrada puede ser racista o antirracista; Roy Estrada puede, porque la única raza que importa es la suya”, fijada en vallas publicitarias en diversos puntos de Alemania, no se sabe con exactitud cuáles, varias veces a lo largo de los años noventa (tampoco es posible precisar aquí con detalle el mes y el año), muestra la falta de escrúpulos del esquivo caudillo tejano al tratar de abrirse paso tanto en las mentes de los defensores de una corrección política puramente cosmética (y sin embargo nostálgico del autoritarismo de adscripción pequeñoburguesa) como en las de los radicales de derecha confesos. Esta perspectiva del fenómeno royestradil ha sido tomada de un análisis escrito por un profesor de Teodicea de la Universidad de Múnich (otras fuentes la atribuyen a un mecánico de ciclomotores de Bergisch-Gladbach) hacia 2002, con aportaciones atribuidas por algunos expertos a un hombre alto, gran conocedor de los abonos nitrogenados y de la obra de Celine Dion cantada en francés y que al menos una vez en su vida había visto luces en el espacio, sin que los mismos expertos puedan precisar si correspondían o no a estrellas, aunque otros especialistas sí lo han intentado. Del susodicho análisis se imprimió una sola copia, quemada en extrañas circunstancias hacia 2003 no se sabe por quién; lo referido en estas páginas corresponde a lo que algunos recuerdan de dicho informe.

Y de esta forma llegamos a la irrupción de EDUC (Españoles por una Universidad Capitalista) en el mercado español, aunque quizá no sea “irrupción” la palabra que aquí corresponda, pues se dice que en principio Roy Estrada se desenvolvió en España con un perfil sorprendentemente bajo, sin recurrir a platillos volantes ni globos aerostáticos ni aviones de combate; tal discreción, empero, no podía durar mucho, pues parece que Roy Estrada reventase de tenerse que reprimir sus ganas de organizar un acto épico y colosalista. En efecto; es difícil ignorar los insistentes rumores que corren por la zona de Los Bermejales, un anodino sector residencial enclavado a siete kilómetros del centro de Sevilla, de que Roy Estrada se llevó a la presidenta de una asociación de vecinos local, figura en ascenso de la derecha andaluza, y a miles de sus seguidores a su cuartel general en Lubbock, Texas, para celebrar con imponentes fanfarrias la constitución de un partido político llamado a arrasar las urnas en poco tiempo con sus mensajes simples y contundentes. Tan coherentes y lógicas nos han parecido dichas habladurías que no hemos podido evitar dedicarles una separata de treinta páginas en este mismo número, advirtiendo, eso sí, que nos limitamos a recoger lo que por ahí se comenta sin asegurar en ningún modo que los hechos acaecieran tal y como se relatan, ya que se trata de afirmaciones de imposible comprobación y no estamos en condiciones de afirmar su veracidad o su falsedad. En todo caso, el analista escéptico no puede pasar de puntillas por el contraste entre la magnificencia del acto narrado en nuestras páginas, una vez aceptados como cosa cierta los rumores en tal sentido, y la modestia que, de acuerdo con lo relatado, caracterizó los primeros actos de Roy Estrada en el estado español. Algunos han fechado estas primeras apariciones a últimos de 2001 y primeros de 2002, coincidiendo con la conmoción suscitada en la universidad pública española por el despropósito de “reforma de la enseñanza superior” que se inventó la ministra de Deportes Pilar del Castillo, “El Eslabón Perdido”, consistente en vender por partes las facultades españolas, algunas casi milenarias, a empresas locales y no tan locales usando el estilo subrepticio y sin embargo carota que el PP llamaba “sin complejos”. Cuando la ministra de Deportes se había ya trabajado con ahínco el abucheo tanto de profesores como de estudiantes, el multimillonario tejano más elusivo del globo terráqueo todo se dejó ver en el campus de la Universidad de Granada, empapelado para la ocasión con carteles que rezaban “Cuando mi cara es proyectada sobre un Zeppelin ovoide, yo no permito que tenga otra forma que la ovoidal”, entre otras lindezas; la baja calidad de impresión de dichos carteles, fotocopiados en blanco y negro y A4, lleva a muchos a poner en duda que Roy Estrada tenga algo que ver con los sucesos de Granada; otros, sin embargo, declaran haberle visto en las entradas de varias facultades proclamando con histérica dicción su voluntad de que las universidades españolas fueran vendidas al mejor postor, quien sería su único alumno. Los partidarios de la hipótesis de la presencia del pretendido dirigente estudiantil en Granada afirman que la escasa pompa de sus apariciones vendría determinada porque Roy Estrada, un hombre de negocios al fin y al cabo, resolvió que no merecía la pena despilfarrar dinerales en la expansión de su movimiento en España cuando el estado, verbigracia doña Pilar del Castillo, lo estaba haciendo mucho mejor y sin coste alguno para las arcas de EDUC. Siempre según estas mismas fuentes, lo que habría hecho cambiar de opinión al jerarca, que después habría organizado el sarao de Los Bermejales, habría sido la constatación de que un disenso difuso empezaba a crecer en la sociedad española, pues un creciente número de individuos empezaba a estar harto de los prepotentes modos de Aznar y su banda de incompetentes. Viendo en peligro sus negocios, Roy Estrada habría pergeñado entonces un plan para que los pequeñoburgueses españoles deseosos de un gobierno de mano dura redujeran a la muerte cívica a las capas más pobres o más tolerantes de la sociedad; no se puede decir que le haya funcionado en vista del resultado de las elecciones generales de 2004 , mas aún es pronto para echar las campanas al vuelo, pues fuentes no oficiales afirman que se trata de un plan que ha de rendir sus frutos a muy largo plazo, quizá de diez a veinte años vista. De momento, su partenaire sevillana, la llamada Presidenta de la Asociación Conchita, parece seguir siendo conocida únicamente en Los Bermejales, un área de unos 5.000 residentes, aunque nunca se sabe; se dice por las calles de dicho barrio que ha empezado una carrera de actriz, pero nos ha sido del todo imposible averiguar con qué fines. Algunos afirman categóricamente que una personalidad tan importante como el célebre biblista Castillo García, M., está implicado en la operación, sea ésta lo que sea; en tal caso, no conviene descartar nada, ya que el nombre del célebre biblista, quizá el más conocido vecino de Los Bermejales,  no aparece más que en teorías conspirativas serias.

Tal vez sea pertinente preguntarse por cuáles son esos negocios que Roy Estrada intenta proteger con tan abracadabrantes mañas, así como cuáles son exactamente sus conexiones con el poder. Sobre este tema, sin embargo, sólo podemos aventurarnos a señalar que Roy Estrada ha sido visto con el célebre biblista Castillo García, M. en múltiples ocasiones, o al menos determinados individuos, de los que no daremos sus nombres ni los nombres de la cadena de intermediarios, de seis o siete eslabones, que nos transmitió este dato.  Roy Estrada tiene mucho dinero, y ha sido visto con el célebre biblista Castillo García. M.; a buen entendedor pocas palabras bastan. Para muchos esto no añade gran cosa, pero para otros, que saben que morirán algún día pero no le tienen miedo al óbito, no deben ser pasadas por alto las pruebas de la comunicación del célebre biblista Castillo García, M. con extraterrestres; aunque dichas pruebas son nulas, lo importante es que de un tiempo a esta parte el renombrado experto en la Torá afirma haberse encontrado en repetidas ocasiones con seres del espacio exterior, y no se recuerda que hace veinte años dijera esas cosas; alguna razón ha de tener este inusitado apartamiento de la ortodoxia teologal, más aún cuando Castillo García. M. siempre se ha vanagloriado de su visión conservadora de la doctrina eclesiástica. ¿Por qué entonces los extraterrestres? ¿Por qué Roy Estrada? ¿Quién financió “La Voz de los Bermejales” desde su fundación en 1967 hasta que en 1993 consiguió sus primeros lectores? ¿Fueron los alienígenas? Si fue así, ¿dónde cambiaron la moneda? ¿O es que es la peseta la moneda de curso legal en algún remoto lugar del universo? ¿Qué quiso decir el célebre biblista el 24 de marzo de 2002 cuando, ante una audiencia de miles de entusiastas seguidores llegados de todo el Occidente cristiano (aunque todos ellos menos cinco o seis residían en Sevilla) y vestido con traje talar, alzacuellos y boina, proclamó urbi et orbe que “la peseta sigue existiendo en un sitio que yo me sé, y allí no hay euro que valga”? ¿Sale también la catedral de Burgos en el reverso de dichas pesetas interestelares? ¿Estamos autorizados a sospechar que se trate de pesetas de Franco? ¿Introdujo algo el célebre biblista en la sonda Pioneer? ¿Tiene esto alguna relación con el rumor, cada vez más difícil de acallar, de que la iglesia católica convenció a la NASA para que la sonda llevara al espacio exterior el single del Padre Alejandro “Twist del Marciano”, grabado en 1964 y disco favorito del célebre biblista, que aprovechó para introducir también a la chita callando la puerta delantera izquierda de su Seat 600 E, matrícula de Zaragoza? ¿ Por qué el afamado bibliólogo contestó con un evasivo “no, no, por nada” cuando se le preguntó por qué conducía sin puerta delantera (y por cierto también sin carné, sin seguro, sin matrícula y con los cuatro faros reventados de resultas de diversos choques causados por su inepcia al volante)? ¿Qué tiene que ver Roy Estrada en todo esto? ¿Qué sabemos? ¿Qué no sabemos?

Sabemos que el universo es muy grande y que en el centro de Düsseldorf puede uno encontrar bares que sirven tapas de conejo al ajillo a 4.50 €. A partir de ahí, quien quiera desenredar la madeja puede perfectamente hacerlo; El Engendro, sin embargo, declina toda responsabilidad.

 

 

 

 

 

 

 

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