ETAPA I. EL PUNTO DE PARTIDA.

No quería caldo pero lo tuve todo

la cuchara en la boca, tragando medicina,

por eso es que ahora no sé por dónde piso

ni sé cómo andar en este iglú sin espejos.

Pastillas esparcidas en mi jergón-mortaja

me preguntan de qué me debería quejar

yo, desordenado, no sé que responderles;

mi medicina no es la vuestra , y no me dieron palabras

para decirlo todo,

y en tanto en cuanto el pensamiento

depende del lenguaje

MI MIEDO NO EXISTE

YO NO EXISTO

o eso parece,

pero YO SÍ EXISTO

y debo acostumbrarme a mí mismo

todas las mañanas

al empezar de nuevo

CUANDO EMPIEZO DE NUEVO

PORQUE CRECÍ DISFRAZADO DE PLANTA DE JARDÍN

ESPERÉ LA VENGANZA PERO NO SE PRODUJO

Y AHORA DOS PANTALLAS ME TAPAN LOS OJOS;

AQUÍ EMPIEZA EL VIAJE

 

Todo el mundo sabe encontrar el final;

yo, ignorante aún

en la ciencia del espejo

que para mí es seudociencia

espero en cambio el principio

enterrado en facturas.

Nadie me dijo nunca cómo se empezaba,

quizá yo lo intuía, pero por ese camino

no se llega a ninguna parte,

me dijeron mi padre, el maestro, el barrendero, el confesor, el comerciante, los electrodomésticos, mi amor platónico del instituto, mi televisor, mi robot de juguete y por último mi almohada.

La hora de los anuncios

no ha finalizado;

esto es ninguna parte

en mi mapa del mundo,

pero aún me quieren hacer creer que estoy lleno

y sí, es cierto;

estoy lleno de cemento

y de vigas y de hierro  colado,

mis oídos están llenos de cerumen

y mi armario de disfraces,

y yo mismo, a pesar de todo

reboso de sensaciones

que no sé explicar

pero tengo un inmenso agujero

en la garganta,

me falta UN PUNTO DE PARTIDA

me falta EL PRINCIPIO

porque hasta ahora no lo ha habido,

ya que CRECÍ DISFRAZADO DE PLANTA DE JARDÍN

ESPERÉ LA VENGANZA PERO NO SE PRODUJO

Y AHORA DOS PANTALLAS ME TAPAN LOS OJOS;

 AQUÍ EMPIEZA EL VIAJE.

 

ETAPA II. SUTURA

Exploré el absurdo mientras todos dormían,

demasiado temprano para darme cuenta

tumbado en mi reino acariciaba sin manos,

daba besos al aire con la boca amputada.

Aprendí de mis células nadando sin piernas,

braceando sin agua en mi playa desierta,

rezando sin sentido, la costa era un desguace,

pobres excusas para un ser sin miembros.

 

Mentiras piadosas,

placer imaginado,

brutalidad exquisita,

lenta degradación,

esperando en vano

ver crecer los ladrillos,

subiendo la cuesta

hasta que brote el muñón.

Éramos muy jóvenes

para elegir un guía,

éramos muy viejos

para experimentar,

la marea negra

atrapó nuestros dedos

y el odio que sentíamos

nos impidió atrapar

al poder pequeño

que nos dobló las vértebras,

al cuchillo pequeño,

aseado y grasiento

que nos cortó los dedos

y nos los escondió.

 

Aquí esta el momento

que todos hemos vivido;

va directo al estómago,

sin sal

y me hace retorcerme sobre mí mismo.

Aquí está la experiencia

que todos hemos pasado,

mugrienta, ajada, sombra de sí misma,

cristalizando su mentira,

y sin embargo

todavía respiro

por la sutura.

 

ETAPA III. PERSUASIÓN.

Qué cabezón eres alargando el brazo

cuando te lo ponemos tan cerca de la mano.
(qué cabezón eres alargando el brazo

cuando te lo ponemos tan cerca de la mano)

No muevas las cejas (no muevas las cejas),

evita el cataclismo (evita el cataclismo).

recita el evangelio (recita el evangelio)

desde tu sofá,

no te muevas, no te muevas, NO TE MUEVAS,

así estás perfecto

para la cirugía,

ahora entra en el paraíso (entra, ENTRA)

¿te da miedo la puerta?

Desciende a la tierra,

el miedo no es tan malo,

es sólo sentarse

y esperar…

 

Y ahora

relájate, desténsate, desoxigénate,

desécate, deshidrátate, desustánciate,

desmovilízate, asegúrate, animalízate,

desodórate, acartónate, desengáñate,

ECONOMÍZATE,

DISTÁNCIATE,

PERSONALÍZATE DESPERSONALIZANDO,

CONSTRUYE TU PROPIO REDIL.

Sé un tónico capilar, sé un bote de detergente,

SÉ LO QUE QUIERAS SER

Sé Elvis, sé los Beatles, sé las Spice Girls,

sé Bob Marley, sé una sequoia, sé un huevo, sé Björk, sé Fidel Castro,

elige en el catálogo, sé tú mismo un catálogo

pero ríndete,

ríndete ante el cuerpo amante que ha aparecido en tus escaleras,

suave, brillante y lentejuelil

como en el fondo tú lo habías soñado,

no te engañes, tú eres igual que todos,

no lo niegues, NO TE DEFIENDAS, LO SABEMOS, LO SABES,

y dios no te ama, es verdad,

pero te puede dar placer,

todo el placer,

más placer que quien ama,

mucho más,

si es que existe,

y en todo caso

¿cuál es la diferencia?

¿cuál es la diferencia?

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?

 

Si tú quisieras

podrías ser perfecto

(SI TÚ QUISIERAS

PODRÍAS SER PERFECTO)

Demasiadas dudas

hasta este momento

(DEMASIADAS DUDAS

HASTA ESTE MOMENTO)

Son los reyes magos

y no el capitalismo

(SON LOS REYES MAGOS

Y NO EL CAPITALISMO)

Deja tu escrutinio,

suaviza tu piel,

ES LA HORA DE TU INFANCIA.

 

LIBRE AL FIN DE TI MISMO (es nuestra libertad)

 

 

ETAPA IV. TORNIQUETE PERMANENTE

No soy Elvis, no soy los Beatles, no soy las Spice Girls,

no soy Bob Marley,

no soy una sequoia, no soy un huevo, no soy Björk, no soy Fidel Castro, no soy un catálogo,

no soy quien quiero ser,

no soy nadie pero creo que soy alguien,

creo que soy alguien pero no soy nadie,

no soy nadie pero creo que soy alguien.

La vecina del quinto me dice que da igual,

que ella no tiene nombre pero yo tampoco,

que sigo siendo súbdito del supermercado

y cuando las ofertas vengan a por mí

no quedará nadie para protestar.

No encontré palabras que arrojarle a la señora;

ella estaba segura de sí misma

y yo no,

porque, sea alguien o nadie,

mis huesos son fragmentos de nada,

he malgastado mis últimas energías,

y el Carrefour más cercano,

está a cinco minutos andando, o quizá menos;

ahora una de sus vallas publicitarias

cuelga sobre mi cabeza,

y no quiero ni pensar que…

 

Así que aquí está lo que queda de mí, sobre la cama de mis padres, morfinizado,

no duele nada, no sé por cuánto tiempo,

pero desde que sólo vivo el momento

tampoco me interesa;

vivo en el exilio de mí mismo, y en mi nuevo país

me llaman hombre-organización.

La mandíbula se me ha vuelto cuadrada

y no me entiendo a mí mismo cuando hablo,

pero no sé, está bien…

Y si alguna vez me sintiera ofendido,

protestaría por los conductos oficiales:

mucho cuerpo, mucha gente, mucho grito,

ni una palabra.

No hay pareja suburbial,

no estoy a la altura,

lo acepto, ¿qué otra cosa puedo hacer?,

otra paletada de morfina,

no hay grieta que no pueda resistir cinco minutos más.

¿Qué era eso del cuerpo amante que había aparecido en mis escaleras?

No, no era esa la rendición.

Al final uno cae

ante el reflejo de sí mismo

en otros ojos grises,

al ver que no hay reflejo en absoluto,

y que lo máximo a lo que uno puede aspirar

es la sonrisa de un niño,

y basta,

y se acabó.

El resultado;

tomaré morfina de varios colores

que me mantenga hablando de lo que no sé

sin que se me quiebre la voz,

probaré la belleza con más avidez,

no la mía, la del sofá,

y al ritmo del torniquete permanente

llevaré una vida fecunda y feliz;

el cardiólogo y el oncólogo

esperan ahí en el jardín

por si hubiera algún problema.

 

ETAPA V. RICTUS.

Los médicos están ahí fuera

con sus jeringuillas

esperando el momento

para asaltar la casa.

En esta oscuridad

repleta de periódicos

yo me voy ahogando

en mis propias mentiras,

lo que nunca me dije a mí mismo

lo que hace tiempo que ya no me digo,

la bomba de relojería

en mis cuerdas vocales

que no puede activarse

porque aquí en mi casa

sólo hay un sofá

y unos bustos parlantes.

¿Qué es el hedonismo

sin placer?

 

EL TIEMPO NO SE PARA NUNCA, NUNCA,

CADA SEGUNDO ES UNA GOTA DE SUDOR

Y MIS SECRECIONES NO VALEN UN DURO:

¿QUÉ QUIEREN DE MÍ ENTONCES?

 

Doy una vuelta al tiempo,

cuelgo el pasado en función del presente

y vuelvo a mi playa

repleta de cadáveres;

la marea no miente,

pero yo a mí mismo sí,

o al menos eso hacía

hasta que empecé a sudar

y mis manos se ulceraron

al oír que el megáfono del hipermercado

anunciaba la hora de cierre,

pronto no pude tocar más envases

de productos precocinados

y ya no estaba allí mi madre

para hablarme del bien y del mal.

Eterno adolescente calvo,

eso no se sostiene,

eres una entelequia,

una ficción filiforme;

tu loción para el afeitado

no es para ti,

y tu felicidad

se cae por su peso,

demasiado concepto

para lo endeble que es la base.

Eres una perversión

de una divinidad enferma,

aquella que soñó

el baile desgraciado,

la gimnasia neurótica

de los frailes de un modelo,

no dignos de él

porque creen que es dios.

 

Durmiendo en mi celda

del convento de clausura

se me apareció el señor

y me dijo que no existía.

Es desde entonces que no puedo dormir

por si aparece otra vez.

 

EL TIEMPO NO SE PARA NUNCA, NUNCA,

CADA SEGUNDO ES UNA GOTA DE SUDOR

Y MIS SECRECIONES NO VALEN UN DURO:

¿QUÉ QUIEREN DE MÍ ENTONCES?

 

ALARGO EL BRAZO BUSCANDO…

 

 

ETAPA VI.

EL CUCHILLO SIN HOJA.

 

Este es el final de todo;

he encontrado el cuchillo sin hoja.

 

Detrás de las palabras había un idioma,

éste es el final de todo;

había una necesidad

en el último precipicio,

el cuchillo sin hoja.

 

Escupí la última bienvenida

en una risita escondida cualquira;

las sílabas viajaban por las regiones del caos,

las notas musicales se disolvían en sí mismas.

Funcionó

y ahora tengo la mirada torva

del ofensor;

preparo un plan que no puede fallar,

porque aun fallando

vuestras máscaras

quedarán sustituidas

por su esqueleto.

 

Detrás de las palabras había un idioma,

éste es el final de todo;

había una necesidad

en el último precipicio,

el cuchillo sin hoja.

 

Inocular angustia no hubiera bastado;

hacerme la cirugía estética en la lengua

también hubiera sido un esfuerzo inútil,

fundir vuestras conexiones, SÍ,

este es el momento,

alimentar los ojos obligados a verme

con residuos que no puedan digerir.

Subvencionaré la creación de nuevas enzimas

y pintaré retratos repugnantes de lo bello,

y con mueca de cómico y de preso político

os llevaré a la orgía del conocimiento.

¿Qué es más, orgía o conocimiento?

No lo sé, no son mis límites,

y la hora de las comparaciones para mí se ha acabado,

el tiempo me llama

y yo no puedo más que esgrimir el cuchillo sin hoja

para sacar piedras filosofales

del último precipicio

y arrojaros las sílabas inscritas en ellas

mientras buscáis cuadrados perfectos.

 

FICCIÓN QUE SUPERA A LA REALIDAD QUE SUPERA A LA FICCIÓN.

 

Detrás de las palabras había un idioma,

éste es el final de todo;

había una necesidad

en el último precipicio,

EL CUCHILLO SIN HOJA.