PRESUNCIÓN DE CULPABILIDAD

Se mueve un peón

y los techos se caen;

las familias sin casa

cogen el hatillo

regurgitando el barro

pasado en su garganta;

con la lengua pastosa

rezonga el patriarca

mientras el joven

aprieta los dientes

porque no le preguntan.

El chip sonriente

desplaza al chip sobrante

que lentamente, sin ruido,

sin rencor, sin concesiones,

levanta su tienda, se pierde de vista,

se lleva sus escritos,

sus motivos, sus razones,

todo aquello

que le ennegreció la frente

y lo hizo invisible.

 

Rozando y resbalando

En la paloma de la paz de hierro,

resbalando y chirriando

en el amor libre de plomo

resbalando ensartados

en la aguja afilada de las sonrisas

resbalando y cayendo

por entre la lija de una nariz perfecta

 

Resbalando y explorando

esos dos agujeros,

no tocar, nos dicen,

otro ya lo ha hecho antes,

toca inventar otra cosa y no, no sirve cualquiera,

no sirve inventarte a ti mismo

no sirves tú,

no eras tú

no, no eras tú el del retrato robot,

lo siento, dice el burócrata,

no eras tú, ¿Te encargo una corona de flores?

No eras tú,

¿De que te quejas si entraste sin hacer ruido

y con las pancartas?

NO ERAS TÚ