MATERIALES DEL TALLER DE CONTRADICCIÓN, DE CINISMO Y DE AUTODEFENSA ANTE EL CINISMO AJENO
organizado por el Taller de Engendro en colaboración con la Iniciativa Popular para el Reacondicionamiento de las Mansiones de la Avenida de la Palmera y su Transformación en Viviendas Para Obreros, el Plan Europeo de Acción Coordinada Contra la Sistemática Negación de Subvenciones a Quienes No Rueden Cortos, el Centro Aunque Seas de Otro Pueblo Te Quiero A Ti y A Tu Perro de Bruselas, la Iniciativa Europea por la Inclusión de la Obra de Frank Zappa en los Planes de Estudio de Enseñanza Secundaria, la Fundación por la Preservación del Pitorreo, la Red Ciudadana por el Derecho de Todo Quisqui a Exhibir Su Cama Sin Hacer en la Tate Gallery de Londres y la Campaña para la Revelación del Futuro Fascista de Esperanza Aguirre.
1.
Taller de contradicción.
1.1.
¿Por qué la contradicción?
En
este apartado se debe explicar el positivo aporte de la contradicción a lo
largo de la historia, desde que Heráclito proclamó que “Todo fluye” y fue
inmediata y contundentemente contestado por Parménides con un “Nada fluye, el
ser es único y no se mueve porque no puede salir de sí mismo”. Este magnífico
ejemplo de contradicción “per se”, toda vez que ninguno de ellos podía
sustentar sus afirmaciones en hallazgo empírico ni razonamiento alguno, debe
servir para explicar diferencia entre contradicción razonada y contradicción
porque sí; se debe favorecer la primera e informar de los peligros de la
contradicción porque sí, ya que en manos del PP es un arma muy peligrosa,
aunque también hay que reconocer que es más divertida que la otra. Se ilustrará
sobre la necesidad de la contradicción imaginando un mundo en que nadie llevara
la contraria a Silvio Berlusconi, José Luis Garci, Michael Jackson, Manolo
Escobar, Georgie Dann (quien dice haber sido músico de jazz en Francia y
haberse codeado con la crème de la crème de dicho estilo en los años
sesenta), la iglesia de la cienciología, la iglesia católica, Ernesto Giménez
Caballero (escritor falangista de los años treinta que escribió algo así como
“La espada de Franco es su falo incomparable”), los creyentes en ovnis y
abducciones, Gustavo Bueno (filósofo que denuesta a la mayor parte de sus
colegas porque “no son capaces de crear un sistema filosófico cerrado y
coherente” al tiempo que defiende el programa “Gran Hermano” y las
ejecuciones de reos) o Pitágoras (quien proclamó que los números, y no los átomos,
eran la base de la materia, luego un gato estaría hecho de números, y un sofá
de skay también). Análisis de las implicaciones de la forma de pensar de estos
individuos llevada al extremo; una vez metidos en faena, no hay por qué tener
ningún miedo de alcanzar notables cotas de delirio.
1.2.Tretas
y estratagemas discursivas poco o nada éticas.
1. El linchamiento verbal: Varias personas que se quitan mutuamente la palabra acallando los intentos de defenderse de aquella a la que pretenden linchar. Ejemplo grotesco: (A, B y C linchadores, D linchado): A: Tú no existes, nunca has existido; eres un puto gargajo sin sustancia D: (trata de decir “Si no existo, ¿cómo puedo al mismo tiempo ser un gargajo?, pero es interrumpido por B) B: ¡¡NO ERES SUSTANCIA PORQUE NO ERES NADA, ERES UN INFRASER!! ¡TE TENGO QUE GRITAR PARA QUE ME ESCUCHES, PERO NO ME PUEDES ESCUCHAR PORQUE CARECES DE PABELLÓN AUDITIVO, YA QUE SI TUVIERAS PABELLÓN AUDITIVO SERÍAS ALGO, SERÍAS POR LO MENOS UN SER DOTADO DE PABELLÓN AUDITIVO, PERO AL SER LA NADA ABSOLUTA NI SIQUIERA UN MISERABLE TÍMPANO TIENES, PRINGAO! C: ¡Y ADEMÁS, TIENES LAS NEURONAS ORGANIZADAS COMO TORREBRUNO! (argumento denigratorio universal). La secuencia se repite ad infinitum en los mismos o parecidos términos, dejando la autoestima de D más carcomida que un caballete del siglo XIV.
2.
La pregunta de respuesta monosilábica: Conminar al interlocutor a
responder sí o no a una pregunta tendenciosa contestable únicamente como
quiere el interrogador, para luego machacar con una conclusión igualmente
tendenciosa, que en teoría se desprende de la pregunta. De este método
abusaron mucho los pensadores griegos, que lo llamaron “dialéctica”. Suele
ser reforzada usando la “repetición humillante”, técnica de acoquinamiento
del adversario consistente en repetir con pendenciera entonación la mencionada
pregunta de respuesta monosilábica; el empleo, uso y abuso de este ardid acaba
asimilando la capacidad de respuesta del interlocutor no avisado más o menos a
la de un feto. Ejemplo grotesco: A: ¿Es
Florinda Chico/el feo de los hermanos Calatrava/ el guapo de los Hermanos
Calatrava un cefalópodo? B: Bueno, depende... A: No, no, nada de “depende”,
¿lo es o no lo es? B: Hombre, en realidad no...A: ¿SÍ O NO? B: Pues la verdad
es que no... A: Entonces estás reconociendo que Florinda Chico/el feo de los
hermanos Calatrava/ el guapo de los Hermanos Calatrava es una persona de gran
inteligencia y elevadísimo nivel cultural, pues los cefalópodos son poco
inteligentes, y Florinda Chico/el feo de los hermanos Calatrava/ el guapo de los
Hermanos Calatrava no es un cefalópodo.
10.
La descontextualización: el significado de un dato en un contexto
puede no ser el mismo que en otro diferente, de lo cual se aprovechan los
pescadores en río revuelto. Ejemplo grotesco:
A: ¡NO LO NIEGUES, TE OÍ
DECIR “TE MATARÉ APLASTÁNDOTE CON UN MATRAZ ERLENMEYER”! ¡ERES UN
ASESINO! B: Se lo dije a una cucaracha que estaba encima de la mesa; la muy
cabrona se escurría y yo intentaba aplastarla con un matraz Erlenmeyer, porque
si no es que no había manera, y podía causarnos múltiples enfermedades
infecciosas... A: Quien es un asesino de cucarachas puede asesinar personas...¡No
te acerques!
10b.
El paralelismo asesino: Variante de la estratagema anterior, de uso
muy común entre políticos, periodistas, creadores de opinión y demás
logreros y manipuladores sin conciencia. Muy eficaz en lo que tiene de
simplificación grosera fácilmente digerible por los analfabetos voluntarios
ansiosos por ganar una discusión, consiste en establecer un paralelismo entre
dos contextos tan diferentes entre sí como un carromato y un monitor TFT,
expresando dicho paralelismo mediante pomposa y contundente retórica y
sentenciosa fraseología, de forma que su palmaria inconsistencia lógica pase
desapercibida al desinformado. Ejemplo
grotesco: A: Como una imprevista e insospechada plaga de filoxera que asuela
implacable los otrora ubérrimos viñedos de la España mediterránea, así los
inmigrantes se infiltran en nuestras sociedades carcomiendo sus cristianos
cimientos desde la raíz.
11.
El rasgado de vestiduras: Invalidar el argumento de un oponente sin
entrar siquiera a considerar su fondo, basándose en su supuesto carácter
gravemente ofensivo para un individuo o colectividad. Ejemplo
grotesco: A: Es bueno comer peras. B: No puedo creer que todavía haya
desalmados como tú diciendo eso. Estás insultando y deshonrando la memoria de
mi difunto abuelo, hombre de entrañable bondad e intachable integridad que hizo
de nuestra familia todo lo que es hoy antes de fenecer brutalmente asesinado por
tres hombres que, subidos a un peral de su propiedad, intentaban despojar el árbol
de la fruta que a mi abuelo pertenecía. Le asestaron ochenta y cuatro
machetazos; el intestino delgado y el páncreas sobresalían de su tórax, y los
tendones los tenía triturados como los de un toro. Y esos robaperas subhumanos
pueden cometer sus viles villanías gracias a víboras innobles como tú, que
dicen que es bueno comer peras. Eres un miserable. No te conozco.
12.
El todo a cambio de la parte: Desacreditar al interlocutor relacionándolo
con un personaje de dudosa catadura moral que supuestamente coincide con él en
su argumentación. Ejemplo grotesco: A: El otro día eché un euro en una cabina de teléfonos
y no pude llamar porque estaba estropeada, pero no me devolvió el dinero. Estas
multinacionales son unas ladronas. B: Dices lo mismo que la ETA, ¿debo pensar
que también quieres matar a nuestros niños? A: Bueno, yo no estoy de acuerdo
con que se desuelle a los acusados de terrorismo antes del juicio y se les
ampute el meñique, y se supone que ETA tampoco está de acuerdo, y yo creo que
eso no me convierte en un etarra. B: ¡Que te crees tú eso, maligno, defensor
de terroristas!¡DEBERÍAS ESTAR YA PUDRIÉNDOTE EN LA CÁRCEL!
20.
No hay peor tuerto que el que no quiere ver: Desarrollar
un argumento aplicándolo exclusivamente a situaciones favorables para el retórico
deshonesto y/o desfavorables para su interlocutor, haciendo oídos sordos a las
implicaciones no tan favorables para el retórico deshonesto y/o desfavorables
para su interlocutor. En el caso de que estas últimas salgan a relucir por ser
el interlocutor un listo, utilizar alguna de las otras técnicas mencionadas en
este apartado. Ejemplo grotesco: A:
Yo lo que pienso es que la religión debería ser la única asignatura del
programa escolar, pues la moral debe ser protegida. Con ocho horas de religión
al día, seguro que conseguíamos que los niños se escandalizaran de ver una
teta en televisión. B: Sí, pero no sabrían biología. A: Tú quieres que
sepan biología para que aprendan anatomía femenina, y no se escandalicen si
sale una teta en televisión. Eres un guarro. B: Pero la biología no se reduce
a eso; se ocupa también del estudio de las especies vegetales, y animales... A:
O sea, ¿pretendes que los niños den en clase la sexualidad de las bestias? Tú
lo que eres es un degenerado, y pretendes vender las aulas como platós de películas
pornográficas, porque lo mismo pensaba ése que rodó una de esas depravadas
cintas en una iglesia. ¡Inverecundo! ¡Pelafustán!¡Evolucionista! (sin duda,
A ha asistido al Seminario de Insulto Creativo, aunque no ha aprovechado muy
bien sus enseñanzas).
21. Apelación a familiares y allegados: Respaldar
un argumento usando a una persona próxima como cita de autoridad, de modo que
el interlocutor no pueda rebatir dicho argumento, pues teme ofender al que lo ha
planteado. Ejemplo grotesco: A: Pues no tienen el más mínimo sentido esos
rumores que dicen que a unos vecinos de Retuerta del Bullaque se les ha
aparecido Jimi Hendrix en una palangana. B: PUES YO TENGO UN PRIMO QUE dice que
conoce a los que lo vieron y que era el Jimi Hendrix en persona con su guitarra
Gibson Les Paul inconfundible, vamos, que mi primo toca en un grupo jevi y
entiende de eso. ¿eh? A: Pues yo creía que la Gibson Les Paul era la que
llevaba el de los Led Zeppelin, y no Jimi Hendrix, pero en fin, si tú lo
dices... (a pesar de estar convencido de que B es un cantamañanas, A no tiene más
remedio que callarse, ya que es probable que B se irrite al constatar que
alguien se atreve a poner en duda una afirmación de su primo).
22.
Apelación a autoridades universitarias: Aunque menos usado y dañino
que el anterior, el usar citas de autoridad de reconocido prestigio para apoyar
ideas peregrinas es un recurso muy manido entre los defensores de dichas ideas.
Utilizado con profusión por las propias autoridades universitarias; “Dios es
un Conejo”, de Janusz Lowenczyk, ínclito profesor de Teología Animal de la
Universidad de Cracovia. Ejemplo grotesco: A: Aunque parezca mentira, lamer llantas de camión
haciendo el pino mientras se desmenuza sobre ellas una galleta Príncipe es una
práctica recomendada por numerosos pedagogos, (baste citar los nombres de
Hartmut Jäger y Arthur Libeskind, los dos autores más respetados en el mundo
de la educación infantil) para mejorar las habilidades relacionadas con la
paternidad. B: Pues a mí eso me parece una soberana memez. A: ¿Ah, sí?¿Ahora
vas tú a enmendarle la plana nada menos que a Jäger y Libeskind?¿Y a qué
autores puedes citar tú, listo? (B no convence a A de ninguna de las maneras,
existiendo incluso una pequeña probabilidad de que A convenza a B).
100.
El desliz fatídico: Consiste en vigilar el discurso del
interlocutor con celo propio de los servicios secretos de Alemania del Este,
aprovechando después la nada extraña circunstancia de una mínima fisura en
los argumentos del contrario para refocilarse en su supuesta falsedad y
deshonestidad y emerger triunfante sobre sus restos. Ejemplo grotesco: A: La iniquidad de los fascistas españoles, cuyo
número podría ascender en la actualidad hasta casi diez millones aunque también
ser mucho más pequeño, no conoció límites en su momento y puede que en el
futuro tampoco los conozca; clama al cielo que un carnicero abominable como
Franco, que mató o hizo que murieran dos millones ciento cincuenta mil
personas. B: ¿Cómo que dos millones ciento cincuenta mil personas? Esa cifra
es un infundio; en realidad no fueron ni la mitad. Eso demuestra que tu
antifascismo histérico te impide percibir que Franco no era tan malo. A: Pero
si fusiló a miles y miles de personas sólo por ser de izquierdas... B: ¡Ah,
ahora dices que son miles y miles! Es lo que yo decía, eres un calumniador y un
intoxicador, y estás llenando de mierda al hombre que modernizó la economía española.
101.
El argumento “ad hominem”: Acaece cuando el retórico
desvergonzado introduce en un debate de enfoque genérico una cuña centrada en
su interlocutor e inaplicable en un contexto más general, que obliga al
adversario a defenderse, desplazando así el centro de atención del debate.
Una variante muy popular, especialmente entre los políticos del PP, es la atribución al contradictor de los mismos defectos que está
criticando, también llamada “ytumás” o “puesandaquetú”. Ejemplo grotesco: A: Es que no es justo que un personaje tan cavernícola
y deleznable como Sánchez Dragó gane en una hora suficiente dinero como para
comprar veintisiete pisos como inversión, y luego la gente en Mozambique se esté
muriendo de una diarrea . B: Pues tú vives muy bien y comes todos los días, así
que aplícate el cuento en vez de criticar a la gente que vive mejor que tú
porque se lo ha ganado trabajando.
1.10. De por qué la transición kierkegaardiana del estadio ético al estadio religioso tiene poco o nada que ver con esto.
Tema
de desarrollo libre y surrealista; quien intente desarrollarlo debe tener en
cuenta que el filósofo danés Søren Kierkegaard (1813-1855) defendió que el
personaje bíblico Abraham, al intentar sacrificar ritualmente a Isaac, su hijo
en la ficción, trascendió el estadio ético para alcanzar el estadio
religioso, que en la teoría kierkegaardiana quiere decir que hizo lo que
consideró más oportuno sin pedirle opinión a la familia ni a sus amigos.
Desarrollar la historia como si de una novela por entregas se tratara (al fin y
al cabo, ¿qué otra cosa es la Biblia?).
1.11.
Maneras de defenderse de las tretas y estratagemas discursivas poco o
nada éticas.
1.
El linchamiento verbal: En
este caso, y dada la poca disposición a escuchar de los muñidores de esta técnica
(pues si la han preparado así es que su objetivo no es el acercamiento a la
verdad, sino el dejar al linchado al nivel de un chicle de nicotina mascado y
escupido), es recomendable contestar a los linchadores con un insulto aprendido
en el Seminario de Insulto Creativo, que les deje al nivel previsto por ellos
para el linchado, y luego hacer
mutis por el foro. Respuesta al ejemplo
grotesco anterior: (A, B y C
linchadores, D linchado): D: ¡IROS A CLASIFICAR PIMIENTOS A ISLANDIA! ¡SOIS
TODOS UNOS ANALFABESTIAS Y UNOS MENTECATOS! ¡SEGUID REVOLCÁNDOOS COMO CERNÍCALOS
EN VUESTRA NESCIENCIA, TRABUCAIRES, IGNAROS, MEQUETREFES! (Es probable que A, B
y C entiendan poco o nada de la filípica de D, pero por lo menos este último
se quedará más a gusto, pondrá de manifiesto su mayor amplitud de vocabulario
y evitará el linchamiento físico que en la mayoría de los casos precede al
verbal. De todos modos, es recomendable la huida activa si A, B o C son
demasiado fornidos para D).
2.
La pregunta de respuesta monosilábica: Aquí la ventaja dialéctica
del retórico marrullero reside en la obligatoriedad para su interlocutor de
responder la pregunta; por tanto, éste no ha de responderla en ningún caso,
tratando en cambio de introducir matices en su formulación. Respuesta
al ejemplo grotesco anterior: A: ¿Es Florinda Chico/el feo de los hermanos
Calatrava/ el guapo de los Hermanos Calatrava un cefalópodo? B: Bueno,
depende... A: No, no, nada de “depende”, ¿lo es o no lo es? B: Hombre, en
realidad son peores que un pobre cefalopodillo, que a nadie ha hecho daño. La
cuestión es simple; un ser humano puede caer mucho más bajo que un cefalópodo,
y más cuando se dedica al espectáculo en su versión comercial.
10.
La descontextualización: Contra esta estratagema lo más adecuado
es reducir al absurdo el razonamiento del oponente, descontextualizándolo hasta
que se descoyunte. Respuesta al ejemplo grotesco anterior: A: ¡NO LO NIEGUES, TE OÍ
DECIR “TE MATARÉ APLASTÁNDOTE CON UN MATRAZ ERLENMEYER”! ¡ERES UN
ASESINO! B: Se lo dije a una cucaracha que estaba encima de la mesa; la muy
cabrona se escurría y yo intentaba aplastarla con un matraz Erlenmeyer, porque
si no es que no había manera, y podía causarnos múltiples enfermedades
infecciosas... A: Quien es un asesino de cucarachas puede asesinar personas...¡No
te acerques! B: Pues que sepas una cosa; que también piso hormigas cuando me
calzo botas, y arranco lechugas para comérmelas cuando las cultivo en mi
huerto; sí, tienes razón, realmente soy un antisocial depravado y leproso.
10b.
El paralelismo asesino: Funciona
la misma técnica que en el caso anterior; poniendo de manifiesto el absurdo
inherente a la pretendida similitud planteada, la proposición del oponente
deshonesto se derrumba como un castillo de naipes. Respuesta
al ejemplo grotesco anterior: A: Como una imprevista e insospechada plaga de
filoxera que asuela implacable los otrora ubérrimos viñedos de la España
mediterránea, así los inmigrantes se infiltran en nuestras sociedades
carcomiendo sus cristianos cimientos desde la raíz. B: O sea, que insinúas que
nosotros somos vegetales y los inmigrantes son animales... Pues en lo que a ti
se refiere tienes razón, porque los exabruptos que profieres demuestran que
tienes la misma capacidad de razonamiento que un rosal espinoso.
11.
El rasgado de vestiduras: En este caso cabe apreciar una evidente
mala fe en el que se rasga las vestiduras; el mejor antídoto es entonces que éste
pruebe de su propia medicina, calcando su taimado método retórico y vomitándoselo
sin compasión; si se ve que el retórico va a llegar a las manos, es
recomendable la huida activa. Respuesta al ejemplo grotesco anterior: A: Es bueno comer peras. B:
No puedo creer que todavía haya desalmados como tú diciendo eso. Estás
insultando y deshonrando la memoria de mi difunto abuelo, hombre de entrañable
bondad e intachable integridad que hizo de nuestra familia todo lo que es hoy
antes de fenecer brutalmente asesinado por tres hombres que, subidos a un peral
de su propiedad, intentaban despojar el árbol de la fruta que a mi abuelo
pertenecía. Le asestaron ochenta y cuatro machetazos; el intestino delgado y el
páncreas sobresalían de su tórax, y los tendones los tenía triturados como
los de un toro. Y esos robaperas subhumanos pueden cometer sus viles villanías
gracias a víboras innobles como tú, que dicen que es bueno comer peras. Eres
un miserable. No te conozco. A: Pues has de saber que yo tampoco quiero
conocimiento alguno de ti ni de tus familiares, ya que te permites desconocer,
aunque yo así te lo he relatado en repetidas ocasiones, que mi abuelo paterno,
el más querido de entre ellos pues poseía la barba más blanca de toda Motilla
del Palancar, una barba de blanco brillante con sólo seis pelos grises y que
medía cincuenta centímetros de largo, sanó de un cáncer porque su oncólogo,
el doctor Morales, le recetó una dieta compuesta exclusivamente de peras;
entonces su tumor, otrora recidivante, se desinfló cual globito pinchado. ¡Y TÚ,
INSENSIBLE SER, NO TIENES EN CUENTA ESTE INCONTROVERTIBLE EJEMPLO, CON LO QUE
SOLIVIANTAS A MI ABUELO EN SU TUMBA, Y ME TENDRÁS ENFRENTE POR TODA LA
ETERNIDAD! ¡TU EFIGIE NO SERÁ OLVIDADA POR MIS HIJOS!
12.
El todo a cambio de la parte: No está de más aquí enfatizar la
diferencia entre uno mismo y el individuo de dudosa catadura moral con el que se
le quiere asociar de una manera que ridiculice el paralelismo pretendido por el
oponente. Respuesta al ejemplo grotesco
anterior: A: El otro día eché un euro en una cabina de teléfonos y no
pude llamar porque estaba estropeada, pero no me devolvió el dinero. Estas
multinacionales son unas ladronas. B: Dices lo mismo que la ETA, ¿debo pensar
que también quieres matar a nuestros niños? A: Sí, eso y también coleccionar
pepinos naranjas y muñecos de Lego disléxicos, ¿no te jode? Estoy hablando
contra la Telefónica, que nos cobra por servicios que no nos presta, pero en
fin, por allí viene un miembro de una organización de consumidores; ten
cuidado, que va encapuchado y piensa lanzar un misil tierra-aire para protestar
contra la reciente subida del precio de los espárragos.
20.
No hay peor tuerto que el que no quiere ver: como reza el epígrafe,
no hay peor tuerto que el que no quiere ver, por lo que es vano cualquier
esfuerzo para convencer de algo a los sujetos que usen esta técnica. En
consecuencia, es bueno usar la técnica de “descontextualización hasta el
descoyuntamiento”. Respuesta al ejemplo
grotesco anterior: A: Yo lo que pienso es que la religión debería ser la
única asignatura del programa escolar, pues la moral debe ser protegida. Con
ocho horas de religión al día, seguro que conseguíamos que los niños se
escandalizaran de ver una teta en televisión. B: Sí, y se escandalizarían
también de verse a ellos mismos, puesto que el propio cuerpo, que uno no tiene
más remedio que ver cuando se ducha, es fuente ilimitada de tentaciones
carnales, como ya dijo don Josemaría Escrivá en “Camino”, página 1.202.
A: Pero hombre, todos estamos de acuerdo en que los niños se tienen que duchar
vestidos. B: Por supuesto, y hacer sus necesidades vestidos, que la tentación
nunca descansa y no hay que dejarle resquicio alguno.. A: Muy bien; veo que lo
vas entendiendo...
21. Apelación a familiares y allegados: No
cabe duda de que no existe forma de contrarrestar esta frecuente técnica que no
sea inventarse un familiar y/o allegado que respalde las propias posiciones . Respuesta al ejemplo grotesco anterior: A: Pues no tienen el más
mínimo sentido esos rumores que dicen que a unos vecinos de Retuerta del
Bullaque se les ha aparecido Jimi Hendrix en una palangana. B: PUES YO TENGO UN
PRIMO QUE dice que conoce a los que lo vieron y que era el Jimi Hendrix en
persona con su guitarra Gibson Les Paul inconfundible, vamos, que mi primo toca
en un grupo jevi y entiende de eso, ¿eh? A: PUES MI HERMANO DICE que la Gibson
Les Paul era la que llevaba el de los Led Zeppelin, y no Jimi Hendrix, y que es
imposible que Jimi Hendrix supiera dónde está Retuerta del Bullaque, porque
sus conocimientos de geografía se reducían a los lugares donde había actuado
(de verdad, el “mi hermano dice” es importante)
22.
Apelación a autoridades universitarias: Similar al anterior; es
menester dejar caer los nombres de dos o tres autoridades universitarias reales
o inventadas (cualquier apellido germánico, francés o de personaje del Woody
Allen dará el pego) para llevar la contraria al pedante . Respuesta
al ejemplo grotesco anterior: A: Aunque parezca mentira, lamer llantas de
camión haciendo el pino mientras se desmenuza sobre ellas una galleta Príncipe
es una práctica recomendada por numerosos pedagogos (baste citar los nombres de
Hartmut Jäger y Arthur Libeskind, los dos autores más respetados en el mundo
de la educación infantil) para mejorar las habilidades relacionadas con la
paternidad. B: Pues a mí eso me parece una soberana memez porque TAL Y COMO
DEMOSTRARON SPOCK Y ROSENKRANTZ, DE LA UNIVERSIDAD DE COLUMBIA, LOS EXPERIMENTOS
DE JÄGER Y LIBESKIND SE DESARROLLARON EN UNAS CONDICIONES AMBIENTALES QUE IMPEDÍAN
SU RÉPLICA, NO SIENDO POR TANTO FALSABLES. (Aquí, A se maravilla del profuso
conocimiento que B parece atesorar acerca de la filosofía de la ciencia a
partir de Popper; entonces, asumiendo que se halla ante un interlocutor
instruido que sabe de lo que habla, A renuncia a su propósito de convencerle de
algo francamente inconcebible. Y todo por meter un par de nombres de forma
extranjerizante y sonido solemne en el lugar adecuado).
100.
El desliz fatídico: Es ésta una técnica de la que usan y abusan
los conversadores más torvos, arteros y retorcidos porque arruina la reputación
de su víctima de tal manera que hay que ser un verdadero artesano de la discusión
para salir airoso del trance. En consecuencia, se recomienda mantener la calma y
devolver el golpe con una respuesta clara, que ponga los puntos sobre las íes y
muestre sin lugar a confusión que el retórico torticero está viendo la paja
en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Respuesta al ejemplo grotesco anterior: A: La iniquidad de los
fascistas españoles, cuyo número podría ascender en la actualidad hasta casi
diez millones aunque también ser mucho más pequeño, no conoció límites en
su momento y puede que en el futuro tampoco los conozca; clama al cielo que un
carnicero abominable como Franco, que mató o hizo que murieran dos millones
ciento cincuenta mil personas. B: ¿Cómo que dos millones ciento cincuenta mil
personas? Esa cifra es un infundio; en realidad no fueron ni la mitad. Eso
demuestra que tu antifascismo histérico te impide percibir que Franco no era
tan malo. A: Pero si fusiló a miles y miles de personas sólo por ser de
izquierdas... B: ¡Ah, ahora dices que son miles y miles! Es lo que yo decía,
eres un calumniador y un intoxicador, y estás llenando de mierda al hombre que
modernizó la economía española. A: No tengo palabras para responder a
alguien que saca a colación la economía cuando se está hablando de crímenes
de guerra. Que fueran cinco mil o cien mil no importa; un genocidio es un
genocidio, ¿lo entiendes, so cernícalo? Tenían perfecto derecho a ser de
izquierdas y tú implícitamente defiendes que paguen el serlo con la propia
vida; ahí está la cuestión, y no en unas cifras de pacotilla.
101.
El argumento “ad hominem”: Al igual que en el caso anterior,
esta técnica puede lesionar gravemente el prestigio de su víctima si se aplica
de modo implacable, por lo que conviene administrar el antídoto con cuidado,
tino y sabiduría. Aquí la estrategia de defensa pasa por una corta referencia
exculpatoria a la situación personal seguida de una exposición más larga que
devuelva el centro de atención a donde siempre debió estar”.
Respuesta al ejemplo grotesco anterior: A: Es que no es justo que un
personaje tan cavernícola y deleznable como Sánchez Dragó gane en una hora
suficiente dinero como para comprar veintisiete pisos como inversión, y luego
la gente en Mozambique se esté muriendo de una diarrea . B: Pues tú vives muy
bien y comes todos los días, así que aplícate el cuento en vez de criticar a
la gente que vive mejor que tú porque se lo ha ganado trabajando. A: En primer
lugar, deberías recordar que yo no consumo más recursos de los que me
corresponden como habitante de este planeta, pues no tengo lujos digno de mención,
cosa que no se puede decir de la mayoría de la gente que nos rodea; en segundo
lugar, que según todas las estadísticas son los pobres quienes trabajan más
horas, y si no acuérdate de los que se pasan la vida cosiendo balones de fútbol
de sol a sol allí en Pakistán, y en tercer lugar, que el hecho de me critiques
a mí en vez de centrarte en la cuestión que se está tratando aquí demuestra
que no sabes cómo negar que el reparto de la riqueza en el mundo es asaz
injusto y favorece a cuatreros y facinerosos del más espantoso jaez como el
mentado Sánchez Dragó y otros de su ralea.
1.12.
Ejemplos históricos de flagrante contradicción.
Siglo
V a.C:
Sócrates y su discípulo
Platón sostienen su famosa disputa sobre el precio de las legumbres, que el
primero estima demasiado alto y el segundo, adalid de una dieta de índole
espartana basada exclusivamente en el consumo de carne roja, considera demasiado
bajo. Esta discusión es célebre por la manera en que Sócrates usa su treta y
estratagema discursiva poco o nada ética favorita, la pregunta de respuesta
monosilábica, a la que púdicamente se suele llamar método dialéctico, técnica
a la que Platón contestó apelando a familiares y amigos, trufando así la
conversación de continuos “pues mi primo Antístenes dice” y
“yo tengo un tío carnal por parte de madre llamado Leucipo al que las
verduras le parecen muy baratas”. Viendo Platón que no conseguía doblegar a
su maestro sólo con este método, decidió recurrir además al linchamiento
verbal, llamando a todos los familiares y amigos a los que había mencionado
para que se unieran a él en la discusión; como todos se hallaban en el Ágora
a aquella hora de la mañana, no les resultó difícil acudir al llamamiento
platónico; tanto se ensañaron Platón y sus allegados en linchar verbalmente a
Sócrates que acabaron condenándolo a muerte. Por este suceso y otros
similares, Platón fue proclamado el padre de la filosofía occidental, pues el
pensamiento de Anaximandro, quien proclamaba que el invierno llegaba porque no
era justo que todo el año fuera verano, era demasiado honesto para el
capitalismo moderno.
Siglos
I-II:
En un bancal arrocero del
sureste de China, dos campesinos se enzarzan en una acre disputa; según crónicas
de aquel tiempo redactadas en MCMXXXII, uno de ellos había dibujado los
primeros planos conocidos de un dirigible, en tanto que el otro le recriminaba
la inutilidad de su invento para el cultivo del mijo, interviniendo al cabo un
tercero que arguyó que el mijo no se cultivaba en China, sino en Júpiter, lo
que nos da una idea del increíble desarrollo no de los conocimientos astronómicos
chinos, sino de las actuales corrientes de traducción creativa del chino clásico,
ya que W. Riechman, respetado sinólogo de la Universidad de Washington autor de
la versión en inglés de la historia, reconoce sin ambages que puso lo de Júpiter
por toda la puta cara al propósito de promocionar su parque temático
“Ancient China World”, consistente en una recreación de la Torre Eiffel
construida por él mismo con surimi solidificado.
Año
MCMLXXXI: Para
matar el tiempo mientras cosen las redes de una de las porterías del estadio
gijonés de El Molinón, que a la sazón está siendo acondicionado de cara al
Mundial LXXXII, dos operarios discuten sobre la correcta posición de un azadón
para demoler una casa rural. Cuando se les acerca otro obrero de mantenimiento y
les espeta que es imposible echar abajo una casa rural con un azadón, que para
se necesita al menos un bulldozer y que en todo caso no es conveniente tirar una
casa rural para acabar viviendo en un aparcamiento de personas desarrollista del
extrarradio, los dos primeros empleados le contestan al unísono que al menos el
bloque de pisos desarrollista tiene ascensor, en tanto que no se puede decir lo
mismo de la casona de pueblo. Creyendo que con eso lo acaban de apuntillar dialécticamente,
ambos proclaman triunfantes que la ausencia de ascensor en los alojamientos
rurales demuestra que éstos se pueden demoler con azadón. Pero no cuentan con
que su adversario se ha leído de cabo a rabo las obras completas de Bertrand
Russell, y sin prisa pero sin piedad prepara su contraataque... (continuará).
Ejercicio:
Continuar el ejemplo anterior.
1.20.
¡A llevarse la contraria tocan!
Una
vez que ya se sabe más o menos lo que hay que saber, los propios asistentes al
presente tallerzuelo deberán plantear con vehemencia argumentos al menos tan
aleatorios como los anteriores y rebatirlos con idéntico o parecido énfasis.
El resultado sorprenderá sin duda a los congregados en el taller, conducidos a
un punto donde ellos no sabían si se podía llegar después de decir cosas que
si sabían que podían decir y escuchar cosas que no sabían si podían
escuchar.
2.
Estudio del cinismo. Una perspectiva.
2.1.
Los cínicos; la degeneración de una escuela.
Por
extraño que parezca en estos tiempos en que los vocablos “cínico”,
“tunante”, “traficante de armas” y “malvado estraperlista” son en lo
esencial sinónimos con sólo pequeños matices de contexto cultural que los
diferencien, hubo un tiempo en que los cínicos tuvieron a gala la observancia
de unos principios morales no codificados pero sí coherentes y estructurados.
Dichos principios morales se traducían
en una posición de resistencia pasiva e individual pero radical e insobornable
a las rutinas, costumbres y convenciones impuestas en aquel tiempo; legendario
era su desprecio por cualquier tipo de riquezas y posesiones, así como el
desparpajo con que se choteaban de
las normas de higiene y decencia pública: La frase de Diógenes de Sínope, su más histriónico representante y quizá por ello el más
famoso, cuando le recriminaron que se masturbase en público (“ojalá el
hambre se quitase también con un masaje en el estómago”) ilustra el jaez de
las andanadas contra lo establecido que se podían esperar de un cínico de
primera hora; sus ocurrentes respuestas desnudaban intelectualmente a aquellos
que con prepotencia de nuevo rico se atrevían a ridiculizar su obstinado voto
de pobreza, su empeño por hacerlo todo en público, su ateísmo y su
insistencia en la prédica mediante el ejemplo.
Aquellos cínicos primigenios se enorgullecían de vivir como perros
callejeros, como nos muestra el nombre que adoptaron; los cínicos de hoy se
enorgullecen de vivir como perros policía, salivando pavlovianamente cuando las
autoridades les suministran su cotidiana telerrealidad-droga (o droga a secas),
acudiendo prestos adonde se les llama y moviendo felices el rabo cuando el amo,
del que dependen hasta para pensar (no digamos para hacer sus necesidades) les
sonríe ladinamente mientras piensa en cómo abandonarlos a su suerte el próximo
verano cuando haya que salir de vacaciones y/o el can ya no les haga gracia a
los niños. Lo que fue burla es ahora obediencia (burla en todo caso a los que
no obedecen); lo que fue austeridad es ahora
derroche, lo que fue predicar con el ejemplo ahora es predicar sin dar
trigo, lo que fue ser ateo es ahora creer en lo que diga el jefe.
Después
de esta superflua, pedante e insufrible digresión que sirve para recordaros que
existía un tío llamado Diógenes que vivía en un barril, el Taller de
Engendro os propone una
ENCUESTA
¿Qué
le diría el tal Diógenes a cualquier concursante (modelo de cinismo moderno)
de las miles de variantes del ínclito reality-show “Gran Hermano”, que un día
sí y otro también nos demuestra que de donde no hay no se puede sacar?
1.
No pronunciaría ningún sonido articulado, encasquetándole el barril en
la cabeza por toda respuesta.
2.
“Eres tonto”.
10.
“Haces mal en cromar los
retrovisores de tu automóvil o en contratar un viaje organizado a las playas
del Caribe, porque dentro de 2.300 años ningún profesor de Filosofía se va a
acordar de ti, so pringao”
11.
“No desperdiciaré mi ingenio en ti, porque de tanto maquillaje para
posar ante las cámaras se te ha quedado la cara como la de una estatua, y eso
quiere decir que eres menos útil que una bolsa de levadura panaria”.
12.
“El Ágora era mucho más divertido que vuestra tan cacareada casa,
pues no sois más que una panda de niñatos que tenéis menos inteligencia que
un ganso oligofrénico y menos memoria que un teléfono móvil”.
Discútase
el porqué de las posibles respuestas, y añádanse otras nuevas.
2.2.¿Por
qué existen los cínicos?
Porque
conviene a los que mandan; son baratos de mantener y no dan la barrila con
huelgas, protestas y manifestaciones SOBREVIVEN COMO
SOLDADOS DE FORTUNA.
2.2.1.
Cínicos nihilistas.
Siendo
como es en nuestros días el cinismo una ideología más de conveniencia que
derivada de la convicción, no es en modo alguno sorprendente que en la
actualidad sus rasgos más distintivos y atroces coincidan con aquellos que
caracterizan al nefasto capitalismo salvaje; podemos mencionar su rampante y
agresivo individualismo, su negación de toda colectividad no jerárquica y su
descarnado aprovechamiento de las oportunidades que para medrar ofrece la
macroestructura, lo cual los separa de una vez y para siempre de la escuela de
automarginados sociales que les dio el nombre. Una coartada ideológica no poco
frecuente en esta tipología de cascaciruelas insolidario e insensible es el
nihilismo; debido a la patética escasez de vocabulario de que sufre últimamente
al español coloquial, los modernos nihilistas, ceporros carentes de la formación
clásica de un Schopenhauer o de un García Calvo así como de cualquier otra
formación, sintetizan su increencia en todo aquello no contante, sonante o
congregante de acólitos en la escueta frase “Yo paso”, divisa de los
hastiados por sucesivos desengaños de lo que ellos creían más sagrado, al
final hipócritamente adoptada por aquellos tan hastiados del éxito que nunca
tienen bastante.
Su
toxicómana y monomaníaca búsqueda de popularidad y adulación vuelve a estos polemistas especialmente sensibles a cualquier
intento de poner en ridículo la “ideología” que en apariencia les enfrenta
con el mundo y en realidad les reconcilia con él. Por tanto, el cínico
nihilista afrontará cualquier controversia intentando por todos los medios a su
alcance desacreditar al adversario y hacer ver sofísticamente que éste es al
menos tan artero, ladino e intrigante como él; si su contradictor pretende
demostrar que el cínico nihilista, como suele ocurrir, no es tan descreído
como parece, mostrando una fe impropia de un escéptico en la cocaína, los
coches BMW, el jamón serrano, la ropa de marca y la telefonía móvil de última
generación, éste contraatacará proclamando que nadie, ni mucho menos su
interlocutor, le hace ascos a determinados lujos o libertades. Dejando aparte lo
mendaz de semejante argumento, pues ni mucho menos les debemos la libertad a los
cínicos nihilistas éstos (sólo faltaría) ni tampoco nos desvivimos todos por
poseer un equipo de música con capacidad para echar abajo las paredes de
nuestra casa (lo cual nos concede más libertad de la que nunca disfrutarán esa
panda de chiquilicuatres que hemos dado en llamar cínicos nihilistas, pues bien
sabían los cínicos primigenios que se es tanto más libre cuanto menos
infraestructura material se necesita), es enormemente significativa la forma de
argumentar de esta especie de demagogos, siempre a la contra, siempre enfocada a
socavar el discurso del oponente antes que a engarzar ellos un discurso propio
de índole afirmativa; por lo general, ellos mismos son conscientes de su
debilidad en el terreno de las ideas expresadas en positivo, lo que les conduce
a plantear una estrategia de discusión centrada en el adversario, ya que, de
trasladarse el centro de atención a ellos mismos, no tardaría en quedar
patente su desnudez, y ellos, a diferencia de la escuela filosófica que les da
nombre, necesitan siempre vestirse con mucha ropa.
Conclusión:
nunca creas a quien te dice que no cree en nada si ves que cree en sí mismo.
Desde ese mismo momento, ya cree en algo, y seguramente sea eso lo único en lo
que crea, así que no te extrañes cuando vaya a por ti con las armas blancas
bien filosas.
2.2.2.
Cínicos que no tienen razón.
Por
motivos ya suficientemente explicados en el epígrafe anterior, el cinismo es
una estrategia defensivo-demagógica muy útil para los que en una discusión se
enfrentan al mayor de los hándicaps, ése que podría hacer morder el polvo a
un orador dotado de la potencia retórica de Cicerón, la habilidad dialéctica
de Sócrates y el sentido del humor de los Monty Python; nos estamos refiriendo,
claro está, a no tener razón. Como es de comprender, la reacción lógica de
una persona inteligente al comprobar que está equivocado es cambiar de opinión;
sin embargo, no pocos optan, o se ven obligados a optar, por la persistencia en
el error, lo cual puede ser debido a presiones de terceros (jefes, parientes,
amigos, socios, compañeros de trabajo, de grupo, de asociación, etc.), a malos
consejos, a la voluntad inquebrantable de defender a cualquier precio los
propios intereses o simplemente a que el sujeto persistente en el error sea un
cazurro y un imbécil y no venga a cuento esperar que reaccione como una persona
inteligente. Es en estos dos últimos casos, que en bastantes ocasiones se dan
simultáneamente (piénsese en el PP como arquetipo de organización dominada
por cazurros e imbéciles dispuestos a lo que sea con tal de salirse con la
suya), cuando los náufragos dialécticos se agarran con mayor fuerza al
socorrido cinismo como tabla de salvación casi obligatoria, como única
herramienta con la que apuntalar sus vacías consignas. Llegados a este punto,
cualquier malabarismo dialéctico de efecto nocivo para el interlocutor y/o
beneficioso para el ceporro intrigante es válido; la conciencia de la pérdida
de la razón produce en éste un vértigo, lógico por otra parte, que le obliga
a actuar a la desesperada, cuidándose de despreciar ningún recurso retórico
por antiético o inverosímil que parezca. El éxito de estas mendaces y ladinas
estrategias depende de que el ceporro intrigante conozca a las personas a las
que pretende manipular lo suficientemente bien como para conseguir pulsar sus
resortes emotivos mediante mensajes subliminales cuidadosamente ocultos entre la
hojarasca de sus mentiras. De este modo, queda de manifiesto que la única
salida para quienes no tienen razón es apelar a las pasiones de su auditorio,
siendo extremadamente frecuente que recurran a azuzar los bajos instintos de su
público; si consideramos que en muchos casos ellos mismos han creado tales
pasiones y bajos instintos abusando de su posición dominante en técnicas de
comunicación subliminal, llegaremos con estupor a la conclusión de que se
cierra el círculo.
2.2.10.
¿Tienen razón alguna vez los nihilistas?
En la crítica
quizá, mas muy raramente en la afirmación. Nunca hay que perder de vista esta
circunstancia, pues, como nadie es perfecto y no existe la verdad absoluta, toda
idea tiene su punto débil por minúsculo que éste sea; si la idea es sobre el
papel intachable, puede que la conducta de alguno de sus representantes no lo
sea tanto, a lo que se agarrará el nihilista como a un clavo ardiendo. No
teniendo que afirmar, su libertad de acción dialéctica es mayor, pues no
necesita justificar aquello en lo que cree. Por tanto, para sortear sus
provocaciones se necesita conducirlo al terreno de la afirmación o de la mejor
alternativa posible, terreno en que se acabará empantanando como un ciclomotor
güinchi atrapado en un fangal.
10.
Autodefensa ante el cinismo ajeno.
10.1 Ejemplos de autodefensa sencilla: José María Aznar, Rodrigo Rato, Pilar del Castillo, Ángel Acebes, Joaquín Sabina.
José
María Aznar: Prototipo
del cínico que no tiene razones porque se cree dios y en consecuencia piensa
que sus opiniones son infalibles porque sí y deben sustraerse de toda
controversia. Por lo tanto, celebramos que le haya llegado la hora de quedarse
con tres palmos de narices, aunque mucho nos tememos que no se cumpla nunca
nuestro objetivo de verle habitando un piso de obrero de 50 metros cuadrados.
Rodrigo
Rato: Cínico
oligarca y yuppie, imagen de aquellos a quienes les importa una higa lo que
suceda fuera de sus pisos de ochocientos metros cuadrados, de sus casinos y de
sus coches Audi con chófer, pues saben que por muy mal que vayan las cosas
nunca van a necesitar freírse un huevo ellos mismos. El hecho de que este
sujeto no sea (al menos, que se sepa) ludópata, sino político, le obliga a
fingir que se preocupa del bienestar de sus súbditos, lo cual, unido a la
innata chulería de los de su linaje, le lleva a describir unas piruetas de
cinismo francamente sorprendentes.
Pilar
del Castillo, “El eslabón perdido”: Ejemplo
arquetípico del cinismo de arte y ensayo, de técnica y método, esta infame
enemiga del conocimiento con hechuras de presidenta de APA de colegio concertado
ha intentado durante años hacernos sentir como niños que no pueden jugar al
balón en los portales porque molesta a los adultos. Sin embargo, no puede
evitar que se le vea el plumero por más que se esfuerce en imbuir sus mentiras
de un halo de respetabilidad emitiéndolas con voz de vecina seca, cívica y
antilúdica.
Ángel
Acebes, “El miserable”: En
principio, la dificultad de refutar los exabruptos de este legionario de Cristo
(o guerrillero de Cristo Rey, puesto que en poco se diferencian) no debía de
ser tan escasa, su posición de ex ministro del Interior y por lo tanto político
más popular del estado español durante largos meses (mucho nos tememos que sus
infames antecesores Jaime Mayor Oreja y Mariano Rajoy, detenidos en el estado
evolutivo del “Homo antecessor” excepto en su capacidad de hacer daño, aún
conserven parte de la popularidad que amasaron enarbolando la cachiporra) es
motivo de que muchas almas simples le perciban aún como iluminado por un halo
de santidad (desde luego, meapilas es el tío) y consideren que cualquier crítica
a su persona despierta sospechas de protervo alineamiento de quien la pronuncia
con pérfidos terroristas. Sin embargo, la casi insuperable idiotez del tipejo y
sus evidentes problemas para domeñar la sintaxis y en especial el vocabulario
de la lengua castellana (su recurrencia en pronunciar el adjetivo
“miserable” nos hace lamentar de verdad el no poder invitarle al Seminario
de Insulto Creativo; lo sentimos, pero no nos vemos en condiciones de afrontar
la demanda por vulneración del derecho al honor, la intimidad y la propia
imagen que previsiblemente interpondría el ministro después de ser recibido
como se merece por los asistentes a dicho seminario, ya duchos en el arte de
poner a caer de un burro a quien se lo trabaje) convierten a este ministro
algarivo, maldadoso, desorejado, nefando, endino, abominable, rastrero, de baja
estofa, espernible, ruin, refractario, esquinado y más malo que la quina en
alguien a quien un niño de seis meses aún desconocedor del lenguaje articulado
le llevaría la contraria con éxito, lo que nos da una idea de lo pavitonto,
motolito, botarate, cebollino, pánfilo e incapaz que puede llegar a ser.
Joaquín
Sabina:
La supuesta necesidad de mantener a toda costa una posición económica, social
y sexual envidiada y codiciada por los memos y analfabestias explica este caso
extremo de cinismo patético, en el que un individuo capaz de recurrir a rimas
como “coche-noche-reproche” o “torero al otro lado del telón de acero”
se proclama gran poeta y osa proclamar su desprecio por la gente que se levanta
temprano, pretendiendo ser al mismo tiempo icono de la izquierda política
(aunque quien esto redacta aborrece levantarse temprano y de hecho trasnocha
siempre que puede, comprende que en la mayoría de los casos, incluido el suyo
propio, ello no es posible por obligaciones laborales que, mal que les pese, los
afectados no pueden desatender si no quieren verse abocados al hambre y la
miseria. Sólo un aristócrata elitista e insensible como el cateto reconvertido
Sabina es capaz de proferir semejante bestialidad. Sin duda, un caso terminal de
cinismo).
10.2.Ejemplos
de autodefensa de dificultad media: Tu vecino/a, tu primo/a, tus compañeros/as
de piso, trabajo o estudios, San Agustín de Hipona, San Anselmo el del
argumento ontológico, Felipe González, Friedrich Nietzsche, Alfredo Urdaci, El
Príncipe Gitano.
Tu
vecino/a, tu primo/a, tus compañeros/as de piso, trabajo o estudios: Caso
de ser éstos cínicos, una autodefensa convencional puede poner en serio riesgo
la relación que se mantenga con ellos, pues su cinismo les lleva a ofenderse
con facilidad. Esta circunstancia complica la respuesta y convierte a cínicos
habitualmente incompetentes en peligrosos dialécticos, porque todo el mundo lo
es cuando no se le puede replicar. Es por ello que hemos catalogado la
autodefensa ante el cinismo de nuestros allegados como de dificultad media.
San
Agustín de Hipona: Ejemplo
del cínico martillo de herejes, cuyas argumentaciones están construidas
exclusivamente para demostrar que su interlocutor está cometiendo gravísimos
errores. Como su catolicismo fundamentalista se debe a un audaz movimiento
estratégico que le llevó a abjurar del arrianismo al que se había acercado
cuando éste estaba de moda, padece la fe del converso; los cínicos de este
jaez, por muy pobres que sean sus argumentaciones, muestran una especie de furia
asesina derivada de sus ansias por demostrar sin lugar a dudas su compromiso con
sus repentinas ideas. Pilar del Castillo, “El Eslabón Perdido”, es también
un caso paradigmático de fe del converso y de cínica martillo de herejes, pero
las materias que trata son menos escolásticas y más accesibles para el
profano, que la puede acribillar dialécticamente sin ninguna dificultad.
San
Anselmo el del argumento ontológico:
Una evolución del cínico martillo de herejes es el cínico que pone la
conclusión por delante de la premisa, especie frecuente en contextos de
totalitarismo ejercido en nombre de una ideología o religión que fija
principios incuestionables so pena de arranque de extremidades, mutilación,
tortura y muerte lenta. En época de este San Anselmo, la tarea asignada a todo
filósofo que de tal quisiese hacer carrera era la demostración de la
incuestionable existencia de dios padre uno y trino; el que se negase ya sabía
lo que le esperaba. Las inconmensurables perversiones generadas por tal
exigencia de demostrar lo indemostrable quedan muy bien reflejadas en el célebre
argumento ontológico, el cual se puede resumir en que dios existe porque es
mejor su existencia que su inexistencia (¿por qué?). Sin embargo, para
identificar estas y otras trampas de la filosofía escolástica hay que analizar
sus proposiciones con cierta minuciosidad, y asimismo tener claro que la
existencia de dios es en esencia indemostrable.
Felipe
González: La
legendaria falta de ética de este embaucador sin par queda retratada espléndidamente
en su conocida frase “Me da lo mismo que el gato sea blanco o negro, lo que
importa es que cace ratones”. Su habilidad para burlarse de la gente en su
puta cara y conseguir que encima le riamos las gracias le convierte en un cínico
de cierta peligrosidad, de ésos que saben que siempre se libran porque nunca
acaban de caer del todo antipáticos.
Friedrich
Nietzsche: Este
individuo, padre del nihilismo, se aseguró la posesión de la verdad absoluta
anulando en su filosofía el principio de contradicción y la búsqueda metódica
del saber; de esta forma, todo lo que él dijera era cierto porque sí e
irrebatible porque el superhombre no atiende a razones. Aliviado de verse por
fin libre de la molesta exigencia de justificar sus afirmaciones, Nietzsche
escribió “Ecce Homo”, quizá su obra más personal; aprovechando que ya podía
decir lo que quisiera, este aleatorio egomaníaco dedicó el libro a proclamar
su neta superioridad sobre el resto de los mortales en todas las materias
imaginables, desde la filosofía hasta el sexo, sí, el sexo. Aunque pudiera
parecer fácil rebatir a un personaje que sostiene que todas las mujeres están
enamoradas de él aún cuando jamás consiguió ayuntar, hay que tener en cuenta
que este atrabiliario personaje ha conseguido abrirse camino hasta los programas
escolares de bachillerato, lo cual nos muestra que para llegar lejos en la vida
es muy importante creerse dios.
Alfredo
Urdaci: Muy
poca gente sabe que el avieso manipulador por excelencia empezó a trepar en los
medios de propaganda del estado cuando aún los Malvados no habían conquistado
la parte del poder que nos quieren hacer creer que pertenece al pueblo. Once años
tuvo que aguardar Urdaci a que llegara su hora, once años en los que al parecer
ascendió en el escalafón a fuer de periodista objetivo y neutral, lo que le
convierte en inmejorable prototipo del cínico trepa. Su jeta cementoide y
bunkerizada quedó de manifiesto cuando se vio obligado a leer el famoso texto
aquel de “Lasaladelopenaldeltribunalsupremohaestimadolademandapresentadaporelsindicatoceceoo”;
no es del todo fácil hincar el diente dialéctico a alguien con semejante
talento para la marrullería.
El
Príncipe Gitano: Aunque
no ha pasado a la historia por ser autor de grandes teorías políticas,
psicoanalíticas o filosóficas, la inigualable desfachatez y el hipertrofiado
ego de este lamentable cantaor, que recientemente sorprendió a propios y extraños
al protestar por su supuesta exclusión de la portada de una antología del
flamenco, ya que en realidad sí figuraba retratado en ella, mas he aquí que la
foto databa de cuando era joven y no se había reconocido. El Príncipe Gitano
figura en esta antología del cinismo por su increíble interpretación de “In
the ghetto” de Elvis Presley, que ofrece una convincente explicación antropológica
de la vergüenza que sienten los nativos del estado español cuando se deciden a
defenderse en inglés; la dificultad planteada por su caradura se debe a que es
complicado plantear argumentaciones coherentes mientras está uno en el suelo
revolcándose de la risa.
10.10. Ejemplos de autodefensa complicada: Martin Heidegger, F. W. Hegel, el doctor Janusz Lowenczyk, Platón.
Martin
Heidegger:
Inconmensurables han de ser las dotes para el cinismo de este pretendido as del
pensamiento contemporáneo al que sólo hubiera faltado ocupar una cátedra de
Ética; tan nazi como Josef Goebbels y con más o menos los mismos escrúpulos
morales, no tuvo empacho en quitarse del camino a su maestro Husserl mediante
una oportuna denuncia por actividades subversivas, ocupando enseguida su cátedra.
Su relación con Hannah Arendt conculcaba sin duda las ideas que sobre pureza étnica
debía de profesar Heidegger en tanto que nazi, pero durante demasiado tiempo a
ninguno de los dos pareció importarle, siendo difícil comprender qué
necesidad tenía ella de aguantar a un individuo que no sólo la consideraba de
una raza inferior sino que la vejaba de múltiples maneras. Por si ello no fuera
suficiente para catalogarlo como cínico de autodefensa complicada, se sabe que
después de la segunda guerra mundial consiguió convencer a las autoridades de
que le reintegrasen su cátedra a pesar de lo nazi que ya sabemos que había
sido, algo más difícil que imaginar al Arropiero como profesor emérito en la
facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona.
F.
W. Hegel:
Justo es reconocer que este arquetípico burócrata prusiano colocó la primera
piedra de lo que hoy se entiende por filosofía cuando su cerebro resultó
iluminado por una intuición genial, que le convirtió en un cínico para el
resto de sus días; lo que Hegel comprendió fue que si una proposición que no
tiene ningún sentido es enunciada con seguridad en uno mismo, tono grave y académico
y vocabulario inasequible al profano, de inmediato otros profesores empiezan a
encontrarle el sentido y con un poco de suerte se hace uno famoso y todo. Ni
corto ni perezoso, Hegel inició entonces la redacción de su obra, que algunos
consideran intraducible porque no entienden nada y otros consideran intraducible
porque viven de ella y, no entendiendo nada ellos tampoco, temen que corra la
especie de que no tiene ningún significado y se queden sin trabajo. Dotado él
también del delirante egocentrismo que luego haría célebre a Nietzsche, Hegel
escribió volúmenes de mil quinientas páginas para demostrar que la cima de la
cultura y la evolución humana eran los funcionarios del estado prusiano, cuerpo
del que por descontado él formaba parte. Así y todo, si hoy Hegel se levantara
de su tumba recibiría miles de cartas de fans firmadas por profesores de
filosofía del mundo entero que le han dedicado su vida y su carrera; tamaña
influencia, unida a la circunstancia de que no hay quien entienda una mierda de
lo que ha escrito y lo que no se entiende no se puede rebatir, hace muy difícil
tejer un plan de defensa contra el cinismo de índole hegeliana.
El
doctor Janusz Lowenczyk: La
dificultad de llevar la contraria a este renombrado teólogo animal de la
Universidad de Cracovia, que ha malgastado los mejores años de su vida en
convencer a quien quisiera asistir a sus conferencias de que dios no se encarna
en otro animal que no sea el conejo, radica en que un estudioso de algo tan
absurdo como la teología animal ha de tener forzosamente respuesta para todo,
no importa lo incongruente que dicha respuesta sea. Avisados quedáis.
Platón:
Cualquiera que sea capaz de plantar cara a este protonazi heleno, considerado el
filósofo por excelencia por tantos y tantos taxidermistas del pensamiento,
merece un diploma en autodefensa del cinismo ajeno firmado por Frank Zappa,
pues no hay adversario más difícil de superar que éste. Sin entrar en las
implicaciones éticas de ganarle una discusión a alguien que lleva muerto más
de 2.300 años y por lo tanto no se puede defender, acontece que la
invencibilidad de Platón en lo retórico no procede de que la razón le
asistiera cuando teorizó sobre la religión, la república, las leyes y el
gobierno de los filósofos, sino de que es difícil replicar a alguien que es
considerado por muchos como el origen de todo pensamiento; los motivos de esto
hay que buscarlos en lo bien que se adaptaba su filosofía a las pajas mentales
de los primeros cristianos. Entonces es imposible rebatir los postulados del
susodicho, ya que individuos con muchos estudios te interrumpirán diciendo que
lo que acabas de decir ya lo dijo Platón antes, o se deriva de algo que dijo o
dejó dicho o dicen que dijo o escribió o dijo Sócrates y él lo escribió. En
fin, si todos los cerebros humanos caben en la mente de Platón, ¿cómo es
posible que llevemos veintitrés siglos sin él y no nos hayamos extinguido aún?,
preguntarás, y no te contestarán.
10.11. Práctica de la autodefensa ante el cinismo.
Después
de toda esta parrafada relativa a antecedentes históricos erñazos, va siendo
hora de zambullirse en la práctica y de inventar nuevos ejemplos grotescos, o
glosar algunos de los protagonizados por los personajes anteriores, para
ejercitarse en la autodefensa ante el cinismo. Se recomienda a los asistentes al
taller vencer su reparo a imitar a los perillanes y farsantes mencionados,
reparo más que justificado por la mequetréfica naturaleza de los mismos aunque
contraproducente en este caso, pues la práctica de la autodefensa ante el
cinismo no puede ensayarse obviando que la mayoría de los cínicos que uno se
encuentra en la vida real se asemejan a alguno de los estereotipos anteriores.
Así que a refutar se ha dicho; el Taller de Engendro os desea de toda corazón
que encontréis libertad, sarcasmo y surrealismo en vuestro periplo vital, y que
seáis buenos, mordaces y lenguaraces.