Para prescindir de las monsergas explicativas y leer los cómics directamente, sírvanse seguir los links mencionados a continuación:

Capítulo 1. El origen de la relatividad o por qué los ingenieros de minas tienen cinco años.

Capítulo 2.Zenutrio y la lucha de clases (páginas 1 y 2)

Guión íntegro del capítulo 2

Si Grotesco y Zenutrio fueran uno, serían la humanidad. Si un ser humano cualquiera decidiera partirse en dos (en el caso de Silvio Rodríguez, por ejemplo, ello sería muy conveniente), probablemente le saldría un pequeño Grotesco y un gran Zenutrio; los idealistas, sin embargo, acostumbran a opinar que el resultado sería un gran Grotesco y un pequeño Zenutrio, aunque nosotros opinamos que esto último es poco probable mientras no cambie el actual sistema educativo- televisivo-manipulativo (ver Series)

Pues sí, más de uno y más de dos habitantes del globo terráqueo pueden ser fielmente representados por una maceta con ruedas y una mosca cargada magnéticamente. Se trata de una realidad deprimente e incómoda de aceptar para la mayor parte de los seres humanos, que en muchos casos están convencidos de que su ensamblaje neuronal es más complejo que la Vía Láctea; parece ser que incluso José María Aznar está persuadido de ello. En nuestro descargo podemos afirmar que no nos estamos refiriendo a una CUALQUIER planta con ruedas ni a CUALQUIER mosca cargada magnéticamente, sino a la única planta con ruedas y la única mosca cargada magnéticamente de las que jamás se ha tenido noticia.

No se trata sin embargo de una planta con ruedas convencional ni de una mosca cargada magnéticamente como dios manda; por un lado, Grotesco, cuya frase favorita sería "Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones", es un infatigable lector de gruesos volúmenes sobre anarquismo, pacifismo, teorías conspirativas y crítica de la cultura, un revolucionario sentimental de otros tiempos (aunque cada vez más de éstos), un creyente devoto en el amor y el apoyo mutuo y un incansable pregonero de la utopía, tan ascético como Simeón el Estilita y tan insobornable como George Orwell; verlo haciendo concesiones sería como ver a Ken Loach dirigiendo "Parque Jurásico V". Por otro lado, Zenutrio, o la personificación del pragmatismo más montaraz e hijoputa; incapaz de imaginarse un futuro posterior al día siguiente ni de encadenar un pensamiento abstracto si no es acompañado de un objetivo concreto, tangible y miserable, Zenutrio es por tanto el más deshonesto de los seres vivientes, y si no ha llegado a las alturas detríticas de Aznar o de Bush o de Bill Gates es porque su condición de mosca cargada magnéticamente lo hace poco menos que  imposible (aunque elengendro.org, ya curado de espantos, no lo descarta del todo, Al fin y al cabo, peores catástrofes humanas han asolado el planeta). De momento, Zenutrio subsiste como ladrón de pisos por cuenta propia, aprovechando trapaceramente esa circunstancia vital que le condiciona de múltiples maneras. Como es el metal y no el papel lo que su cuerpo atrae, Zenutrio no ha leído un solo libro en su vida, siendo de hecho analfabeto. Cómo se las arregla para convivir con Grotesco es un misterio similar al de cómo nos las arreglamos nosotros para convivir con el eterno vecino ultracentrista que nos quiere exterminar.

Como se puede percibir en los dibujos que dan la bienvenida a esta página, Zenutrio tiene un par de alas, otras tantas patas y unos dientes muy mal situados que algún día se le caerán de la erosión, amén de un rostro innegablemente desafiante (de mala hostia, dirían los castizos) y un dedo (un solo dedo) que parece corroborar la expresión de su huraña faz. No parece una fisonomía muy adecuada para salir adelante en un mundo como el que nos rodea, cada día más preocupado de la apariencia exterior y del que dirán; menos aún ha favorecido la madre naturaleza a Grotesco, que además de ser una maceta con ruedas (de expresión poética y soñadora, sí, pero una maceta con ruedas al fin y al cabo) y de tener un solo ojo puede ser considerado oficialmente inválido, pues no es capaz de mover sus ruedas él solo. Esto le hace depender de Zenutrio para el desempeño de prácticamente todas sus funciones vitales, lo cual la jodida mosca aprovecha para zaherirle e importunarle de todas las maneras de que es capaz. Y no sólo eso; lo más doloroso de todo para Grotesco es el saber que Zenutrio piensa DE VERDAD que si él no trabaja es porque no quiere. Incapaz de asimilar que su compañero de fatigas no ha sido bendecido con una carga magnética que le permita ganarse el pan, Zenutrio opina que Grotesco es un inútil falto de sentido práctico que jamás encontrará su sitio en el frenético mundo contemporáneo, acaparado por aquellos que, como él, la mosca ladrona de pisos, demuestran INICIATIVA. Cómo se las arregla Zenutrio para convivir con Grotesco es un misterio similar al de cómo nos las hemos arreglado nosotros para que el antedicho vecino ultracentrista no nos haya exterminado todavía.

Sin embargo, toda esta palabrería no consigue responder satisfactoriamente a las dos preguntas fundamentales que plantea este asunto, que resultan ser:

1. ¿Por qué motivo o motivos un tiesto con ruedas y una mosca cargada magnéticamente adoptan tales roles de comportamiento?

2. ¿Quién coño ha visto alguna vez una mosca cargada magnéticamente y una maceta con ruedas, encima humanizados como los animales de los cuentos?

Las dos preguntas se responden como una. Grotesco y Zenutrio nacieron como consecuencia del impacto de un meteorito que cayó el 12 de septiembre de 1993 sobre Médanos del Navia, ciudad asturleonesa dedicada casi por entero a la minería y consecuentemente en perenne crisis económica. El meteoro no destruyó la localidad, pero curvó su espacio-tiempo, de tal forma y manera que desde 1993 el tiempo fluye en Médanos del Navia hacia atrás; de este modo, tanto Grotesco y Zenutrio como los demás habitantes de esta pintoresca población minera viven actualmente en los ochenta, sufriendo como el que más a Mecano, Alaska y los Pegamoides, Felipe González, Reagan, Thatcher, Michael Jackson y los patéticos inicios de Joaquín Sabina como autocantor, aunque con el consuelo de poder disfrutar de "La bola de cristal" todos los sábados (eso sí, ya no sale Pablo Carbonell diciendo "Si no quieres ser como yo, lee") y sobre todo de vivir en un microcosmos en el que José María Aznar aún es un simple diputado por Ávila. Las empresas mineras siguen reclutando trabajadores y el negocio del carbón va cada vez mejor para sus propietarios, pero no para los obreros, que cada vez trabajan más y ganan menos aunque el desempleo baje en picado. Todos los días varios niños y adolescentes se olvidan de que el meteorito que antaño se precipitó sobre Médanos del Navia posee una considerable carga magnética, y por acercarse demasiado se quedan adheridos al cuerpo celeste; Paco el del electromagnetismo, que así llaman en la ciudad al responsable municipal de electroimanes, no tiene más remedio que ir a despegarlos. Los ingenieros de minas, la casta dirigente de la ciudad, cada vez salen de la facultad con menor vocabulario y estatura; a pesar de lo mucho que tienen que ocultar y de lo que se tienen que avergonzar, la chulería y voluntad acaparadora de esta élite es cada día mayor. El resto de la población, mientras tanto, se dedica a ver la serie de dibujos animados "Reytor"; esta emisión paradigmática de los ochenta es seguida por tres de cada cuatro medaneses, destacando entre ellos Zenutrio, que saca de quicio a Grotesco con su desquiciado cariño por la lamentable expresión televisiva de los inusuales montajes fotográficos de Hiroshige Tuno.

Resumen:

Grotesco y Zenutrio, el primero un tiesto con ruedas altruista y el segundo una mosca cargada magnéticamente y egoísta, nacen en Médanos del Navia poco después de la caída de un meteorito a partir de la cual en dicha localidad retrocede el tiempo, los muertos vuelven a la vida y los licenciados universitarios obtienen el título sabiendo apenas leer el "Micho".

 

Para sobre estas premisas obtener conclusiones de parecido nivel de absurdo, seguid los siguientes links:

Capítulo 1. El origen de la relatividad o por qué los ingenieros de minas tienen cinco años.

Capítulo 2.Zenutrio y la lucha de clases (páginas 1 y 2)

Guión íntegro del capítulo 2

TIENE SENTIDO, A PESAR DE TODO.

 

 

 

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